
Con la entrada oficial en la nueva campaña oleícola 2023/2024, los distintos actores de la cadena del sector comienzan a tomar importantes posiciones. Una de las más sensible estos días tiene que ver tanto con la gerencia de las almazaras privadas como con la gerencia de las cooperativas productoras.
El intercambio de rumorología sobre los precios por kilo de aceituna es frenético en los corrillos de los pueblos y en los grupos de WhatsApp. Siempre mirando con el rabillo del ojo lo que están haciendo en los pueblos vecinos. “Por este pueblo me han dicho que la van a vender a 1,30, y allí no la quieren vender a 1,35, y que según rendimiento hasta 1,40, y así lo mejor es esperar….”. Frases y habladurías que resumen la expectación que el sector productor tiene en la campaña venidera allí donde haya aceitunas, pero que coloca en una situación muy delicada a los que finalmente tomarán una decisión. Que pueden provocar incluso muchas fugas de productores en busca del mejor precio.
Consejos rectores, previa asamblea en algunas ocasiones, y gerencias. Y más en la coyuntura actual de tipos de interés tan altos, que complica la financiación en la que se va a mover muchos millones de euros, pese a la corta cosecha esperada.
Toda esta coyuntura puede provocar un “efecto espera” que en campañas normales también es habitual pero que nada tiene que ver con la actual situación de precios en origen con el virgen extra en 8,30/kilo, el virgen en 7,62/kilo y el lampante en 7,27/kilo. Muchos gerentes de cooperativas productoras, alguna de ellas sin almazara propia o que no pertenecen a grandes grupos, creen que el inicio de la campaña se dilatará en este caso por varios factores. Sobre todo, en espera de mayores lluvias que redondeen la aceituna, y sobre todo que se alcance un consenso medio sobre los precios en origen de la aceituna, según calidades y rendimiento.
Lo que está ocurriendo en el sector de la aceituna de mesa es un ejemplo claro de esta situación. Ante los precios fijados por algunos industriales del sector, productores de comarcas tradicionalmente muy activas en mesa han decidido parar y no entregar el producto hasta conseguir precios que consideran realistas. Jugando la carta de la doble aptitud de la aceituna, como en el caso por ejemplo de la Manzanilla Cacereña, confiando en mejores precios para su destino a almazara.
Otro punto importante en este escenario será la publicación del aforo de la Junta de Andalucía y también de las estimaciones finales de Cooperativas Agroalimentarias de España. Aunque que hay que tener en cuenta que dichos aforos, y más esta campaña con la complejidad por zonas de los olivares superintensivos, pueden ofrecer desviaciones lógicas. En el pasado aforo de la Junta de Andalucía, presentado el 3 de octubre de 2022, la previsión para Andalucía fue de 509.000 toneladas, cuando la cosecha final en la región fue de 587.000 tn. En el caso de Jaén, la desviación fue muy pequeña, de las 200.000 tn del aforo a las 179.000 tn que finalmente se elaboraron.
Si finalmente el aforo de la Junta queda en el rango de la pasada campaña, por debajo de las 550.000 tn, la tendencia del mercado productor será esperar a ver los primeros grandes movimientos del mercado. Hay que tener en cuenta que las envasadoras contaban con un stock de casi 196.000 toneladas a finales de agosto, para empezar la nueva campaña por encima de las 150.000 toneladas. Un respiro para los dos primeros meses de campaña -octubre y noviembre- hasta el aluvión de entregas en almazara que se produce en el mes de Diciembre.