
Entrevista con
Carmen Padilla
Investigadora Universidad de Jaén
Carmen Padilla es investigadora del Departamento de Ingeniería Química Ambiental y de los Materiales del Centro de Estudios Avanzados en Ciencias de la Tierra, Energía y Medio Ambiente de la Universidad de Jaén.
¿Cuáles son los objetivos del proyecto para la producción de bioetanol con hueso de aceituna?
El hueso de aceituna es un subproducto generado en el proceso de elaboración del aceite de oliva. En los últimos años, la separación de los huesos triturados se ha convertido en una práctica frecuente en las almazaras y extractoras, debido a su uso como combustible en pequeñas calderas industriales y domésticas. El hueso representa alrededor entre el 10-15% del peso de la aceituna. La alta disponibilidad de hueso molido localizado en almazaras y extractoras, supone una ventaja de tipo logístico para su valorización.
Ante la situación energética y medioambiental en la que nos encontramos, la biomasa presenta gran interés. Debido a su disposición estructural, el hueso de aceituna es un material lignocelulósico, compuesto mayoritariamente por azúcares (celulosa y hemicelulosa) y lignina, convirtiéndolo en un material susceptible de ser utilizado en una biorrefinería para la obtención de productos químicos de interés como el bioetanol.
Nuestros trabajos se han centrado en el estudio de diferentes pretratamientos y configuraciones de proceso para recuperar de forma eficiente los azúcares mayoritarios que componen el hueso (glucosa y xilosa) y su posterior fermentación con microorganismos para la obtención de bioetanol. La siguiente etapa de nuestro estudio es extrapolar las condiciones optimizadas a una mayor escala, para adaptarlas a una escala industrial.
El hueso de aceituna ha ayudado al despegue de la biomasa en España. Su uso como biocombustible ¿podría llegar finalmente al consumidor final?
Dado que el hueso de aceituna tiene una composición química rica en azúcares, su uso como materia prima para la producción de bioetanol puede ser interesante con un proceso de bioconversión adecuado. Además de su uso como combustible alternativo, el hueso tiene un excelente potencial para producción de productos químicos.
Se están realizando múltiples estudios a nivel mundial para producir biocombustibles similares a los actuales combustibles fósiles, para poder implementar su uso a la mayor brevedad posible.
En Andalucía se ha realizado una prueba piloto en la que se ha utilizado hueso de aceituna para fabricar biocombustibles para aviación, 200 vuelos con un 4,5% de biocombustibles derivados del olivar han realizado vuelos comerciales desde el aeropuerto de Sevilla.
¿El poder energético de los subproductos del olivar tiene aún mucho recorrido por investigar y desarrollar?
El hueso de aceituna tiene aplicaciones energéticas empleándose como combustible directo para calderas domésticas e industriales. Con este estudio hemos podido confirmar que además podría valorizarse para la obtención de productos químicos de interés previamente a su combustión.
El empleo de biomasa lignocelulósica, como son los residuos forestales y agrícolas para la producción de bioetanol presenta un menor impacto en el medio ambiente que el uso de alimentos (maíz, arroz, caña de azúcar, patata, trigo, la remolacha azucarera…), ya que son materiales residuales, abundantes y que no compiten con la producción de alimentos. Pero la biomasa lignocelulósica presenta una estructura más compleja y más difícil de transformar en bioetanol, este es el principal reto a superar para su utilización como fuente eficiente y rentable de obtención de bioetanol.
Está en fase de investigación y desarrollo tanto a pequeña escala de laboratorio como a gran escala en plantas piloto, para mejorar el proceso de obtención de biocombustibles y reducir los costes para que sea viable comercialmente. En este tipo de biomasas se enmarca el hueso de aceituna, así como el resto de residuos y subproductos obtenidos en el proceso de obtención de aceite de oliva (poda, hoja, orujo y orujillo).
La utilización de los subproductos del olivar como fuente de biocarburantes y de otros bioproductos, puede tener un impacto muy positivo desde el punto de vista medioambiental y socioeconómico en las regiones productoras. La implantación de este tipo de biorrefinerías podría contribuir significativamente al mantenimiento de la actividad en zonas rurales, generando empleo y revalorizando la industria del aceite de oliva. La utilización de nuevas materias primas de origen renovable, que podrían sustituir a las de origen fósil, supone una importante contribución a la lucha contra el calentamiento global y al desarrollo de la bioeconomía.