
La sequía y la alteración de los patrones climáticos han supuesto en 2023 una reducción de la producción de un sector agrario que ya se estaba viendo penalizado por una marcada inflación en sus costes de producción. En varios casos, las menores cosechas han permitido repercutir los mayores costes de producción al precio de los alimentos, limitando el impacto de esta coyuntura en la rentabilidad de las explotaciones agrícolas.
Son algunas de las claves apuntadas en el informe Suelo Agrario en España 2023 elaborado por el Servicio de Estudios de Tinsa, la mayor empresa de valoración de fincas rústicas en España, con más de tres millones de hectáreas tasadas desde 2008.
El informe de TINSA destaca que “el cultivo de olivar se ha visto severamente afectado por unas temperaturas altas demasiado tempranas que comprometieron la formación del fruto. De momento, se trata de un episodio aislado que no ha afectado al valor de la tierra”. Aunque la producción se ha reducido en términos de volumen, el incremento del precio final del producto hasta máximos históricos ha permitido compensar la inflación de los costes de producción desde 2022 por la coyuntura inflacionista,
El hecho de que el olivar sea un cultivo a largo plazo, que ha de mantenerse durante periodos largos para amortizar la inversión que supone, favorece una volatilidad pequeña en el valor de la tierra. Además, la estabilidad en el consumo durante la última década explica que sea considerado un ‘valor seguro’.
Los suelos de olivar en regadío muestran un valor bastante estable desde 2022, tras el periodo de aumento de precios que se produjo entre 2015 y 2021. En 2023 alcanzó un valor medio en España de 36.400 €/ha. Por su parte, los suelos de secano muestran una tendencia ligeramente bajista desde 2020, con un valor de 23.600 €/ha en 2023. Según los datos de tasaciones de Tinsa, el CAGR 2018-2023 en las fincas de regadío es del 1,2%, frente al 0,2% en secano.
El contenido del informe desglosa siete grandes categorías de cultivo: herbáceos (cereales tubérculos y leguminosas), olivar, viñedo, frutales no cítricos, cítricos, hortalizas, y prados y pastizales. Desde la perspectiva del valor del suelo agrario, el informe destaca tendencias al alza en el último año en la mayor parte de los cultivos, con más impulso en hortalizas, herbáceos, y frutales, especialmente en su modalidad de regadío. Por el contrario, el valor se ha visto afectado en el olivar de secano y en los prados y pastizales. Los invernaderos para el cultivo de hortalizas, el suelo agrario más caro en términos de unitarios (€/ha), alcanzó en 2023 un valor de 163.400 €/ha, según las tasaciones de Tinsa. En el extremo contrario, el menor valor unitario correspondió a la hectárea de prados y pastizales: 10.200 €.
“El cambio climático merma la producción de todos los cultivos, pero tiene especial incidencia en las modalidades de secano, más sensibles a su entorno natural. Esto incrementa el valor de los cultivos de regadío y está impulsando la búsqueda de técnicas que permitan un uso eficiente del agua”, apunta Cristina Arias, directora del Servicio de Estudios de Tinsa.