
Texto:
Primitivo Fernández
Director de ANIERAC
Las dos últimas campañas han sido especialmente relevantes para los mercados de los aceites de oliva y del resto de aceites vegetales comestibles. La campaña 2022/2023 ha sido la de menor producción de aceites de oliva del siglo. Esta escasez ocasionada por el cambio climático, especialmente la sequía, y otros factores que afectaron al mercado y sus insumos, nos han llevado a un contexto de consumo de aceite que ha experimentado algunas variaciones en el mercado interior.
Considerado un pilar fundamental de la base de la dieta mediterránea, el aceite de oliva ha mantenido su posición como un elemento esencial en los hogares españoles. Su sabor característico, sus beneficios para la salud y su importancia en la cocina mediterránea han llevado a que, a pesar de los precios que alcanzó en estas dos últimas campañas, muchos españoles sigan siendo fieles al aceite de oliva. En concreto, según nuestros datos, en la campaña 2022/2023 pusimos en el mercado 268 millones de litros frente a los 308 de la anterior.
Sin embargo, hemos observado tendencias al alza en otros aceites, como el de orujo, el de girasol y el refinado de semillas. El aceite de orujo de oliva ha experimentado un incremento notable en sus ventas. En la campaña 2022/2023 salieron al mercado nacional más de 19 millones de litros frente a los 14 millones de la 2020/2021. Esta tendencia continúa acentuándose en la campaña actual, que con datos de los seis primeros meses apunta a un crecimiento del 72% respecto a la anterior.
El aceite de girasol, por su parte, ha sido el aceite vegetal más consumido, después de las variedades de oliva. Durante el primer semestre de la campaña 2023/2024, los datos acumulados de los principales aceites vegetales (girasol, semillas, colza y soja) han alcanzado la cifra total de 193,57 millones de litros, un 16,78% más que en el mismo periodo de la campaña anterior, liderados por el de girasol con incremento del 24,47%. El resto de variedades (semillas, colza y soja), sin embargo, presentan una tendencia negativa con un descenso de 7,11%; 15,14%; y un 63,67% respectivamente.
A pesar de este cambio en las preferencias, el consumo nacional de todas las calidades de aceites se ha mantenido más o menos estable.
En estas últimas campañas, el mercado de aceites vegetales en España ha experimentado cambios significativos, reflejando la compleja dinámica del sector y la evolución en el comportamiento de los consumidores en respuesta a ello. A pesar de los desafíos, una gran parte de los españoles siguen manteniendo su fidelidad al aceite de oliva, arraigado en la cultura mediterránea. Esto sugiere que el consumidor conoce las propiedades y beneficios de toda la familia de aceites. Como hemos visto, se ha observado un trasvase de un porcentaje de consumidores hacia alternativas más económicas, como el aceite de orujo y el aceite de girasol.
En última instancia, estos cambios destacan la amplia variedad de opciones disponibles en el mercado y la capacidad de los consumidores para adaptarse a nuevas tendencias y necesidades, destacando por encima de estos cambios su fidelidad a los aceites de oliva.
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