
El cambio estructural del olivar español en las últimas décadas no se entiende sin las exportaciones de aceite de oliva, que han crecido en volumen y calidad de forma exponencial en los últimos años.
Los últimos datos de AICA muestran como de 1,52 millones de salidas de aceite de oliva en el mercado, más de un millón serán para las exportaciones y en el entorno de las 500.000 tn para el consumo interior. Es decir, dos terceras partes del aceite de oliva que ha producido España en la campaña 2024/2025 se han destinado al mercado exterior.
Con la Unión Europea (Italia, Portugal y Francia) y Estados Unidos, como sus principales destinos exportadores. Y también con otros mercados de interés como Japón, China, México, Alemania, Reino Unido o Australia.
La nueva política arancelaría de la Administración Trump ha adelantado un mayor envío de aceites de oliva españoles a Estados Unidos para evitar en lo posible los nuevos aranceles. En el mes de septiembre en global, las exportaciones se situaron cerca de las 88.000 toneladas con datos aún provisionales de aduanas.
En una campaña media de las últimas, los principales destinos de los aceites de oliva virgen extra españoles han sido, por este orden y en términos de valor, Italia con el 25 % del total), Francia con el 12 %, EEUU (10 %), Portugal (7,4 %), Alemania (3,7 %), Reino Unido (3,6 %), y Japón (2,4 %).
Dentro del sector de grasas y aceites vegetales, el aceite de oliva sigue siendo el primer producto de exportación, con un valor de 4.479 millones de euros, del 65 % en valor y del 32 % en volumen. Con respecto al total agroalimentario, representa el 6,4 % en valor y el 2,3 % en volumen.
La caída de las cotizaciones en origen del aceite de oliva ha activado también el crecimiento de las exportaciones en destacados mercados y con ello el consumo mundial previsto. Según un reciente análisis del mercado oleícola mundial elaborado por la Plataforma Tierra de Cajamar, “para la campaña 2024/25 se espera una notable recuperación en el consumo de aceite de oliva tanto a nivel mundial como europeo, tras dos campañas marcadas por fuertes caídas productivas y tensiones en el mercado. A escala mundial, el consumo podría alcanzar los 2,971 millones de toneladas, un 19,3 % más que en 2023/24, mientras que en la Unión Europea se espera un repunte todavía más pronunciado, con un crecimiento del 31,4 %, hasta los 1,445 millones de toneladas. Aun así, conviene insistir en que estas cifras son provisionales y que los diferentes organismos nacionales e internacionales ajustarán sus previsiones a medida que avance la campaña”.
En el caso del consumo interno, la fuerte volatilidad de precios en origen en las últimas tres campañas ha puesto de manifiesto también la fidelidad de los consumidores españoles hacia el producto. Según el análisis de la Plataforma Tierra, “el precio medio por litro que se desprende del panel ha subido con fuerza: pasó de 2,98 €/l en diciembre de 2020 a rozar los 9 €/l en abril de 2024. Aunque luego bajó ligeramente, se mantenía cerca de los 7 €/l al final del año. Si combinamos el volumen de consumo con los precios, el gasto total de los hogares en aceite de oliva fue desde unos 98,7 millones de euros en diciembre de 2020 hasta unos 191 millones en noviembre de 2024.
A pesar de que el gasto total ha aumentado un 70 % en estos cuatro años y que el precio se ha disparado un 172 %, el volumen consumido ha bajado ‘solo’ un 38 %. Esta diferencia revela algo importante: el consumo de aceite de oliva no reacciona con tanta fuerza a las subidas de precio. Por cada 1 % que sube el precio, el consumo baja menos de la mitad de ese porcentaje. En otras palabras, es un producto con una demanda bastante rígida”.