El proyecto de OlivoPampa Industria e Comercio de Produtos Olivícolas, que engloba olivares propios, vivero, consultoría oleícola, nació en 2008 en el municipio de Santana de Livramento, en Río Grande do Sul, en la frontera de Brasil con Uruguay. De la mano de Fernando Rotondo, ejecutivo con experiencia pasada en el sector multinacional de productos agroquímicos y que llegó a Brasil desde Perú en 1992.
OlivoPampa se ha convertido en uno de los mejores exponentes del nuevo olivar de Brasil, un mercado clave para las exportaciones españolas. Brasil, tras Estados Unidos, es el segundo mercado de consumo más importante para las exportaciones de aceite de oliva. OlivoPampa comercializa la marca Oro de Sant’Ana y cuenta con las variedades Arbequina, Manzanilla, Picual, Arbosana, Frantoio, Koroneiki y Coratina.
En primer lugar, ¿en qué momento se encuentra el proyecto de Olivopampa en cuanto a hectáreas de olivar, producción y planes de futuro?
Nuestro proyecto tiene actualmente 40 hectáreas propias y otras 40 hectáreas de productores que trabajan con nosotros y eventualmente proveen de aceitunas para nuestra almazara, totalizando por ahora 80 hectáreas en expansión. Creemos que nuestra región es una de las más propicias para la plantación de olivar, pero es una región un poco atrasada en todo lo relacionado con la innovación. Es una región tradicional con agricultores y empresarios de perfil conservador. Avanzamos pero lentamente.
Brasil, tras Estados Unidos, es uno de los grandes mercados de consumo de aceite de oliva en el mundo, ¿está creciendo su consumo?, ¿es un producto bien pagado en las cadenas de supermercados?
El consumo crece pero es un mercado muy “contaminado” por aceites mal clasificados. Por ahora el mercado de alta gama/gourmet, todavía limitado, paga el sobre precio.
Brasil presenta las condiciones para crecer en plantaciones de olivar a gran escala ¿Puede ser algún día en el futuro autosuficiente con su propia producción o dependerá de las importaciones de España o Portugal?
Aquí no hay mosca del olivo ni tuberculosis y eso ayuda. En contrapartida tenemos mayor incidencia de enfermedades fúngicas. Aparte de esto, tenemos una excelente calidad del producto. Creo que vamos en el futuro hacia un equilibrio entre lo importado, que tendrá que mejorar la calidad, y lo producido aquí. Las cosechas de aquí son en febrero y marzo.
El problema es que la calidad del aceite importado viene mal clasificado. Todo es vendido como Extra Virgen o Virgen Extra, sin serlo. Solo una parte lo es. No hay control ni fiscalización sensorial. En breve tendremos mucho aceite de aceituna del suelo, refinado y mal clasificado.
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