
Entrevista con
Emilio Camacho
Catedrático Ingeniería Hidráulica UCO
Emilio Camacho Poyato es uno de los grandes expertos en todo lo relacionado con el riego en el olivar, como Catedrático de Ingeniería Hidráulica y Director del Departamento de Agronomía en la ETSIAM de la Universidad de Córdoba. Es además el Director científico de la unidad DAUCO en la Unidad de Excelencia María de Maeztu. Un tema capital el de la disponibilidad de agua y el de la mayor eficiencia en los regadíos para el olivar, ante los efectos que el cambio climático, la sequía y el aumento de las temperaturas está teniendo sobre los cultivos y las cosechas.
La importancia del regadío crece año a año en extensión, tanto en los nuevos modelos de superintensivo y en seto como en el de intensivo e incluso en tradicional. ¿Han evolucionado también mucho las técnicas y estrategias de riego en estos años?
A raíz de la sequía de mitad de la década de los 90 comienza el riego de olivar, inicialmente en la provincia de Jaén y luego se extiende a otras zonas. Los primeros ensayos de riego que se plantearon estaban sobre la base de riego deficitario y se aplicaban riegos sostenidos (RDS), es decir aportar agua de manera uniforme desde mayo a septiembre. Con esta estrategia es muy importante jugar con el suelo como almacén y depósito de agua. En muchos casos cuando no se tiene en cuenta la capacidad de almacenamiento del suelo y en condiciones adversas de baja capacidad, prácticas inadecuadas en el manejo del riego como excesivos tiempos de riegos, algo muy frecuente en los primeros riegos localizados, ocasiona pérdida de agua por percolación. La eficiencia de riego eran bajas en estos casos.
Desde un primer momento el método de riego usado ha sido el riego localizado. Inicialmente los emisores que se instalaban eran microaspersores, los cuales fueron rápidamente sustituidos por emisores o goteros de alto caudal, aproximadamente 8 L/h, y pinchados. La continua evolución en el riego localizado nos ha llevado a goteros de bajo caudal 4 L/h e incluso por debajo de 2 L/h. El número de emisores por árbol aumenta y para favorecer la instalación son emisores integrados.
No obstante, nos encontramos en este momento en un periodo de transición hacia la digitalización del riego. Nuevos sensores, de suelo, planta, atmósfera, clima, remotos ofrecen ya suficiente precisión como para mantenernos informados del estado hídrico de la planta y del suelo y aconsejarnos del momento adecuado del riego y de la cantidad de agua. Sin duda los próximos años ofrecen grandes posibilidades en este campo y tanto los sensores como el IoT, las técnicas de Inteligencia Artificial, el Big Data nos ayudaran a conseguir un riego más eficiente y sostenible.
¿Cuáles serían las principales recomendaciones para una estrategia de riego eficiente en el olivar?
Una estrategia de riego deficitario altamente eficiente en el olivar consiste en aplicar el riego de acuerdo al periodo fenológico del olivo y esto es lo que se conoce como riego deficitario controlado (RDC). De esta manera en el periodo de floración hay que satisfacer todas las necesidades de riego, posteriormente se pueden bajar hasta un 80 % en junio y en los meses de julio y agosto aún se reducen más llegando a un 20 %. Sin embargo, en septiembre donde se completa el crecimiento del fruto no hay que hacer recortes. Esta estrategia se ha demostrado de manera experimental que alcanza un 70 % de la producción con un riego del 50%.
También juntamente con la aplicación de un riego RDC es muy importante si se quiere mejorar la productividad la reducción de la dependencia energética. Son varias estrategias las que se pueden llevar a cabo. Quizás la estrategia más interesante y muy apropiada al olivar es el uso de energías renovables.
Cada vez se están dando más restricciones en las cuencas hidrográficas del sur español para riegos ante la escasez de precipitaciones. ¿Hasta qué punto condiciona la estrategia de riego?
En los últimos 22 años 4 de cada 10 ha habido restricciones a las dotaciones en la Cuenca del Guadalquivir y en los últimos 10 años han sido 6 los años con reducción de la dotación. En estas condiciones de garantía de suministro los cultivos que se adaptan a riego deficitario son los que menos problemas tienen ante la reducción de las dotaciones. En la cuenca del Guadalquivir el 55 % de la superficie de riego es de olivar y aproximadamente en Andalucía más de 1 de cada 3 ha de olivar es de riego. El olivar de riego aproximadamente usa el 22 % de agua, lógicamente y gracias a que el riego es deficitario puede regarse tan elevada superficie, no existirían recursos hídricos para el riego a necesidades plenas.
Como mejora de la garantía de suministro el uso de recursos no convencionales como son las aguas regeneradas pude suponer una mejora significativa. En el último ciclo de planificación Hidrológica la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir había previsto 20 hm3 de aguas regeneradas para el riego de olivar. Aunque no es la solución, sí que puede ayudar a mantener la garantía de suministro y a aumentar la superficie de riego. El agua regenerada que se usa en riego es aún muy baja y está por debajo del 5% a escala nacional y en Andalucía y en otras regiones como Murcia llega al 70 %.
Cada vez se usan más los sistemas de riego para aportar nutrientes y bioestimulantes a los olivos ¿Es un modelo acertado?
El agua de riego puede ser un vector adecuado para aplicar fertilizante y otros productos químicos. El agua, aparte de otras propiedades muy interesantes y que le hacen ser un fluido único, tiene una buena capacidad de disolución. No obstante, hay que tener mucha precaución en el manejo de la aplicación de este tipo de producto a escala colectiva de Comunidad de Regantes. El tiempo de aplicación va disminuyendo a lo largo de la red de tuberías y los aportes van siendo de esta manera menores y se pierde en uniformidad de reparto. Los modelos hidráulicos pueden ayudar a tener un reparto de fertilizante y otros productos más uniforme. Por tanto, se necesita en este aspecto más conocimiento e investigación y desarrollar modelos adaptados a cada caso.
Desde el punto de vista del volumen de producción, la limitación de la vecería intrínseca al olivo, e incluso de la calidad final del fruto, ¿qué influencia tiene el regadío?
El regadío y la disponibilidad de agua es un factor clave para la reducción de la vecería. La aplicación adecuada de agua en los momentos correctos asegura la producción.