
Mucho se está hablando en estas últimas semanas del aceite de oliva y la caída de su consumo vinculada a los altos precios en origen y PVP, en todo tipo de medio generalistas y redes sociales. En muchos casos sin bajar a la letra pequeña de esta caída del consumo que sin ser buena para nadie en el sector -tanto a nivel nacional como internacional- si deja entrever aspectos positivos.
El más importante es que el virgen extra (con la ayuda también del virgen) ha resistido mejor hasta ahora esta nueva coyuntura de precios altos del aceite gracias a una mayor fidelización de sus clientes y compradores finales.
Según los últimos datos de ANIERAC, referidos a los 7 primeros meses del año 2023, las ventas aceite de oliva en España se habrían reducido el 18,22% , en comparación con el mismo periodo de 2022, con un total de 147,48 millones de litros, según datos de la Asociación Nacional de Industriales Envasadores y Refinadores de Aceites Comestibles (Anierac). En el detalle por categorías, el aceite de oliva virgen extra ha registrado una caída del 13,99% en las ventas, con 63 millones de litros; mientras que las del suave han retrocedido el 28,53% (47,4 millones) y las del intenso, el 19,87% (19,76 millones). Solo el aceite virgen ha tenido una subida en sus ventas, del 6,14%, con un total de 16,77 millones de litros entre enero y julio.
Estas cifras que especialmente se central en los grandes grupos envasadores y comercializadores de aceites de oliva, muestran a las claras como el virgen extra ha resistido en su caída hasta 15 puntos mejor que el oliva suave y en torno a los seis puntos en el caso de los oliva intenso. Si tomamos una media de la caída de los oliva refinados en su conjunto, los virgen extra habrían tenido una caída de diez puntos menor que aquellos. Sin tener en cuenta las ventas que se han producido durante estos siete meses en cientos de almazaras privadas y cooperativas productoras en las principales zonas que mayoritariamente son virgen extra o virgen en formato de cinco litros.
Aunque su uso se haya ralentizado en las cocinas de los hogares españoles –al pasar una garrafa de cinco litros menos de 25 euros a casi 50 en la actualidad- el consumidor de virgen extra (y de virgen) ha demostrado un mayor apego por el producto que los vinculados a un consumo de oliva intenso o suave. También es verdad que la diferencia de precios en el lineal en esta coyuntura cada vez ha sido menor entre las categorías, e incluso siendo habitual encontrar oliva refinado de primeras marcas a mayores precios que los virgen extra o virgen de marca de distribuidor o segundas marcas.
Un dato que resulta también curioso en los últimos datos aportados por ANIERAC es que pese a ser lo lógico, en los primeros meses de campaña no se había producido un trasvase de consumo desde el aceite oliva a los aceites de semillas, especialmente del girasol. Pese a su fuerte bajada de precios en los últimos meses, sus cifras de ventas no acaban de despegar ni de beneficiarse de las subidas del oliva. Teniendo en cuenta que a día de hoy es posible comprar hasta seis o siete garrafas de cinco litros de aceite girasol por lo que cuesta una garrafa de cinco litros de virgen extra.