
Entrevista con
Fabián Gordillo
Presidente Sectorial Aceite de Oliva de Cooperativas Agro-alimentarias Extremadura
¿Hasta qué punto las grandes variaciones de precios en origen del aceite de oliva entre campaña, motivada por la disponibilidad de la producción y la vecería, no son buenas para el sector en su conjunto?
Esas circunstancias coyunturales son muy perjudiciales para el sector, que ve cómo no aumenta su renta ni ganancias del sector y, a la vez, está perdiendo unos consumidores fieles que ha conseguido con mucho esfuerzo y tiempo a través de un producto de gran calidad como es el aceite de oliva virgen extra. Además, nos va a costar mucho sacrificio recuperar a esos consumidores cuando tengamos campañas medias más altas que la pasada, por ejemplo.
El olivar superintensivo y en seto sigue ganando hectáreas en la región. ¿Tiene también cada vez más importancia a nivel de producción y socios entre las cooperativas extremeñas?
Sí, y debemos destacar algo más: el cultivo de olivar está siendo la alternativa a otros cultivos, fija población y medioambientalmente es de los cultivos más sostenibles y que se puede convertir en sumidero de carbono. Deberían contemplarse estos factores en la formación del precio y que se dejara de utilizar como productos reclamos cuando estamos en campaña normales. Es en uno de los pocos productos que España puede decir que es líder a nivel mundial. Deberíamos considerarlo, en lugar de crear una corriente negativa hacia el aceite de oliva, porque hay muchas familias que dependen del sector.
El olivar tradicional se enfrenta a importantes retos, desde la mano de obra a la climatología. ¿Cómo se puede ayudar desde las cooperativas a mejorar su rentabilidad?
Debemos tener en cuenta que el 70% del olivar español es tradicional y de secano o riego deficitario. Las cooperativas facilitan el trabajo diario de los agricultores, que hacen todo lo posible por conseguir la mayor productividad posible con sus cuidado y trabajo para evitar las vecerías. Sin embargo, dependemos de la climatología y mientras no nos demos cuenta de esto no podremos entender las circunstancias que tenemos.
Hablamos de los precios elevados de los alimentos, pero nadie habla de la realidad del campo, de los requisitos que se nos exigen para garantizar la seguridad alimentaria, mientras los productos de terceros países no se someten a esas exigencias. Nos tendríamos que concienciar si queremos tener garantizada una alimentación de calidad y segura.