Francisco Gómez (IFAPA): “Contar con ciertas variedades locales es siempre un valor añadido para los AOVEs”

Entrevista con
Francisco Gómez Gálvez
Investigador del IFAPA

Francisco Gómez Gálvez es Investigador Postdoctoral PAIDI2020 en la línea de mejora y conservación de recursos fitogenéticos del IFAPA.

¿Qué importancia tienen las variedades minoritarias de aceituna en el olivar andaluz en la actualidad?

Lo primero que debemos hacer es dejar claro a qué nos referimos con variedades minoritarias. Entendemos como variedades minoritarias aquellas variedades locales con una extensión de cultivo muy limitada que puede concretarse a nivel de comarca, mancomunidad, pueblo, paraje o incluso a nivel de olivar. En Andalucía, hasta hace pocas décadas, cada comarca o zona olivarera apostaba fielmente por sus variedades locales. Por entonces, el olivo era visto como un cultivo longevo y con una tediosa propagación. Con la llegada de la tecnificación del cultivo, este mosaico varietal se ha ido menguando en aras de unas pocas variedades más adaptadas a los requerimientos de manejo y producción modernos. Hoy en día, la presencia de este tipo de variedades locales en los viveros es testimonial.

Desde el punto de vista comercial y de uso cotidiano, ¿se están perdiendo muchas variedades de aceituna minoritarias en Andalucía y en España? ¿hay riesgo real de desaparición en algunos casos?

Sí, como ya he dicho, la tasa de producción en vivero de estas variedades locales, si es que la hay, es mucho menor que la tasa de reemplazo o desaparición. A este hecho se le conoce como erosión genética, pues representa una regresión o pérdida paulatina de la diversidad natural que podríamos encontrar en el cultivo.

En los últimos años he tenido la inmensa suerte de poder recorrer toda Andalucía en busca y rescate de variedades locales que aún no estaban incluidas en nuestra colección del IFAPA. He podido comprobar en primera persona que el riesgo de desaparición es bastante alto en nuestra comunidad. Hemos presenciado como olivares de variedades minoritarias eran arrancados para su renovación con otras variedades que más se han extendido por su adaptación a las técnicas modernas de cultivo.

También hemos presenciado riesgo en zonas en las que el olivo no es el cultivo principal; zonas en las que, al haber una menor presión de renovación, existen un mayor número de variedad locales. Recuerdo como ejemplo un olivar cerca de Aguamarga, en Almería, donde la reconversión hacia el cultivo de melocotón, nectarina, ciruelas y paraguayos está poniendo en jaque la presencia de variedades locales interesantes. Algo similar vimos también en algunos parajes de la Axarquía malagueña, en este caso con el cultivo de aguacate.

También hemos recogido testimonios de reemplazo de olivares antiguos por granjas solares o de ejemplares centenarios de la alpujarra granadina que se vendían por miles de euros para ornamentación.  En algunos casos, los últimos vestigios de ciertas variedades corresponden a unos pocos árboles que han tenido la suerte de escapar a este recambio o reconversión por vegetar en zonas linderas o de orografía compleja, o por pertenecer a agricultores románticos que no están dispuesto a deshacerse aún de ellas.

Igualmente, otros compañeros de Aragón, La Rioja, Cataluña y Comunidad Valenciana que están llevando a cabo trabajos de prospección similares, están observando el mismo patrón de erosión genética.

¿En vuestros trabajos de investigación, qué variedades minoritarias os han llamado más la atención por sus cualidades o calidad, que no sean conocidas?

Nosotros, como centro de investigación, procuramos ser lo más objetivos posible y no podemos posicionarnos a favor o en contra de ninguna variedad sin antes estudiarla de manera adecuada. Actualmente estamos llevando a cabo una caracterización agronómica de manera sistematizada en una gran cantidad de variedades españolas y del resto del mediterráneo. Esto nos permitirá confeccionar una base de datos con información del vigor, fenología, rendimiento graso, composición del aceite, etc. recogida a lo largo de varias campañas en las condiciones de Córdoba. Toda esta información podrá ser de utilidad para llevar a cabo un primer “casting” de variedades con características prometedoras, y que podrían evaluarse de una manera más exhaustiva, en un segundo “casting”, utilizando un mayor número de árboles y en otras condiciones edafoclimáticas diferentes a las que tenemos aquí en el IFAPA de Alameda del Obispo.

Variedad “Ocal cordobesa”

Pero dejando a un lado las características agronómicas u organolépticas de la variedad, sí que nos ha llamado la atención una variedad por la historia interesante que parece albergar. Se trata de una variedad que debió disfrutar de gran importancia en el pasado y que hoy en día es muy residual y desconocida. Y deducimos dicha importancia porque la hemos encontrado en diferentes localizaciones: desde un pueblo valenciano hasta el Algarve portugués, pasando por Jaén, Huelva y sobre todo Córdoba, donde está presente nada más y nada menos que en el patio de los Naranjos de la Mezquita-Catedral de Córdoba. Hablo de la variedad que hemos bautizado como ‘Ocal Cordobesa’, atendiendo a la denominación que recibía la primera muestra que registramos y a varias referencias bibliográficas antiguas. Tenemos evidencias de que se trata de una variedad antigua que, con el paso de los años y sin saber aún por qué, ha sufrido un abandono y ha quedado relegada a unos pocos árboles en el sur de la península. Es por ello que estamos ansiosos por estudiarla agronómicamente e intentar comprender mejor su importancia en el pasado y su posterior abandono.

El abandono comercial de estas variedades minoritarias ¿a qué razones crees que obedece en la mayoría de los casos?

Como he dicho antes, la modernización de la olivicultura ha traído consigo el apostar por un número reducido de variedades de las que se conoce una mejor adaptación a los requerimientos actuales de manejo y producción. Esto ha llevado al abandono comercial, el cual se ve muy bien reflejado si echamos un vistazo a las cifras de producción de los viveros autonómicos y nacionales.

Según datos de hace unos años, más del 90% de las plantas de vivero correspondían a ‘Arbequina’, ‘Picual’ y ‘Hojiblanca’. Hoy en día yo creo que predominan aún más las variedades adaptadas a seto, incluyendo alguna que proviene de programas de mejora, como la denominada ‘Sikitita’. En mi opinión, el abandono comercial de las variedades minoritarias ha podido estar también ligado a una falta de conocimiento profundo de la variedad.

Muchas de estas variedades pueden albergar algún carácter de interés que haya sido pasado por alto, por ejemplo, porque no interesara en el pasado o porque no se haya dado el escenario apropiado para que reluciera. Es por ello que uno de nuestros objetivos es la caracterización agronómica y de los aceites que he mencionado antes.

Hay almazaras y marcas de AOVE premium que están plantando y promocionando de nuevo variedades minoritarias de su zona para diferenciarse en el mercado como ha ocurrido en los últimos años con la Royal en zonas de Jaén, por ejemplo. ¿Es una estrategia interesante en su preservación?

Por supuesto que sí. El poder contar con la exclusividad de ciertas variedades locales es siempre un valor añadido para los AOVEs. Si miramos el escenario de denominaciones de origen protegida de Andalucía, podemos ver que cada denominación cuenta con una variedad insignia que les aporta un valor diferencial frente al resto: como la mencionada variedad ‘Royal de Cazorla’ para el caso de Sierra de Cazorla, pero también podemos citar la variedad ‘Picudo’ en la denominación de Priego, ‘Lechín de Sevilla’ en la de Estepa, ‘Nevadillo negro’ En Montoro-Adamuz o ‘Lucio’ para montes de Granada.

Tampoco podemos olvidarnos de la aceituna de mesa, donde tenemos el ejemplo perfecto con la variedad ‘Aloreña’. Algunas de estas variedades no tienen aún la consideración de minoritarias, aunque todas ellas están sufriendo la ya comentada erosión genética y solo este tipo de promoción podría salvarlas. También hay otros casos en los que cierta variedad minoritaria ha servido para diferenciarse en el mercado, produciendo unos lotes limitados de AOVE particular. Tenemos el ejemplo claro de la variedad ‘Chorreao de Montefrío’, que produce un aceite con unas cualidades excepcionales y que lo alzan año tras año al pódium de aceites más saludables por su composición en ácidos grasos y compuestos fenólicos.


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