La cara B de la subida de precios: más marca distribuidor, menos irrellenables en Horeca, tensiones en almazaras…

Cuando un producto sube de precio, el cliente siempre tiene la sensación de que alguien está ganado mucho dinero. En lo ocurrido con la escalada de precios en el último año del aceite de oliva en sus diferentes categorías, los diferentes eslabones de la cadena han visto cómo sus márgenes comerciales se resentían. Ni tan siquiera el productor de olivar tradicional se ha visto tan beneficiado, al compensar con el precio solo la menor producción de aceituna que haya tenido, ya durante dos campañas con la excepción de algunos territorios.

Quizás el mayor beneficiado de toda la cadena en esta coyuntura hayan sido los productores de olivar superintensivo o en seto, que sí han podido obtener una buena campaña de producción con precios muy buenos. En algunos casos, legando a pagar con lo obtenido en esta campaña gran parte de las inversiones realizadas en los últimos años.

La imagen de muchos aceites de oliva a precios nunca vistos hasta ahora en España deja algunas respuestas y varios interrogantes al sector oleícola. Un terremoto en toda regla que ha cambiado en pocos meses los hábitos de compra de millones de clientes -el epicentro del negocio- en su abastecimiento habitual de aceites vegetales y en su forma de cocinar. Habrá que ver el recorrido que tendrán estos cambios cuando los precios bajen, no ya en origen como ha ocurrido desde marzo, sino en los lineales. Si han sido cambios coyunturales o van más allá en el tiempo.

Caída de la demanda
La previsible caída del consumo de aceites de oliva al final no ha sido tan acusada como haría prever precios en el entorno de los 9-10 euros/ litro en el lineal durante muchos meses. La propia Interprofesional del Aceite de Oliva así lo aseguraba durante el pasado Salón Gourmets.

“Se estima que el consumo en las dos últimas campañas se reducirá en torno al 30%. La verdad es que los primeros sorprendidos por estas cifras hemos sido nosotros, el sector del aceite de oliva” aseguraba Pedro Barato, presidente de la Interprofesional del Aceite de Oliva Español. “Cierto es que los consumidores españoles han comprado menos aceites de oliva, en envases más pequeños, e, incluso, han recurrido al formato en spray para aprovechar al máximo cada gota, pero en buena medida se han resistido a pasarse a otros aceites que no tienen nuestra de calidad ni ofrecen la misma garantía de sabor y bienestar”, afirmaba Barato.

Según datos ANIERAC,  en los tres primeros meses del 2023, con los precios en su punto álgido, las ventas de virgen extra cayeron un 9,8%, las de oliva intenso un 19,9%, las de oliva suave un 4,45% y las de oliva virgen se mantuvieron estables, en relación a las del mismo periodo del año anterior. En los seis primeros meses de campaña, la caída de la categoría oliva ha sido del 17,5%.

Orujo de oliva
Ha sido la gran ganadora de esta coyuntura de precios altos, incluso por encima de girasol y semillas. Con precios por litro en torno a la mitad que el oliva, en los seis primeros meses de campaña sus ventas han subido un 72%. De vender al mes medias de 1,1 millones de litros ha pasado a los 2,6 millones de litros.

Girasol y semillas
El aceite de girasol había pasado su particular travesía del desierto tras las guerra de Ucrania. Ahora, con la coyuntura del aceite de oliva muy alto en precios, y cotizaciones propias muy bajas (1,35 euros/litro en lineal) ha vuelto a resurgir. En los tres primeros meses del 2024 ha crecido en ventas un 43%. Y el de semillas un 51%. Aunque venían de cifras base menores a las de antes de la guerra.

Marca de distribuidor
Las grandes marcas han tenido que recurrir a las promociones (en ventas de dos o tres unidades) para poder competir con la Marca de Distribuidor, que ha ganado cuota de mercado ante el alza de precios. Los resultados del 2023 de la única envasadora que cotiza en Bolsa -Deoleo- muestran el impacto de esta coyuntura.

Financiación almazaras
En los meses de noviembre, diciembre y enero, muchas almazaras entraron en una carrera por conseguir aceituna a precios muy altos, aun con rendimientos industriales bajos. Recurriendo a financiación a tipos de interés altos que tras la bajada de precios en origen del aceite en marzo, ha provocado una compleja situación para muchas. Si venden pierde dinero. Si no venden, no pueden pagar parte de lo acordado con los olivicultores que les entregaron la aceituna.

Cierres irrellenables
Una de las consecuencias negativas que ha tenido el alza de los precios ha sido el aumento del uso de envases rellenables en la hostelería, visible en muchos establecimientos, incumpliendo la legislación vigente. O minidosis o botellas rellenables, es la tónica más seguida en muchos establecimientos durante los últimos meses. Los hosteleros aseguran que al casi triplicarse el precio medio de los aceites que dispensan con el desayuno y no repercutirlo en el precio final del mismo, las cuentas no salen en muchos casos.  “El aceite de oliva se ha convertido en el ingrediente más caro de cualquier desayuno actualmente”, aseguran.


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