No son buenos tiempos para el consumo de aceite de oliva en España. Lo dice el propio Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación en el Informe del Consumo de Alimentación en España 2015, que acaba de publicarse la semana pasada.
“En una visión a largo plazo puede observarse en términos generales un descenso en el consumo de aceites, tanto de oliva como de girasol, si bien desde el año 2013 se incrementa el consumo de semillas”. El informe se refiere al consumo que va del 2008 al 2015. Es una tendencia de varios años.
Los datos de consumo per cápita, muy importantes en cualquier mercado, tampoco son positivos. Cada español consume una media de 12,53 litros por persona y año, de los que 8,36 litros son de aceite de oliva, 3,12 de girasol, 0,88 de semillas y 0,16 de orujo de oliva.
Y de los 8,36 litros de oliva, 4,74 son de aceites refinados 1,34 de virgen y 2,28 litros de virgen extra. Es decir, más del 50% de los aceites de oliva que se consumen en España siguen siendo refinados. Por precio y por rutina. Y estereotipos.
Según los datos del Informe sobre Consumo Alimentario en España, en el 2015 el consumo de aceites bajó el 6% pero subió un 12% en facturación, con subidas medias de precios del 17,2%. El gasto total en aceites en España en el año 2015 fue de 558,7 millones de litros, con un gasto de 1.483 millones de euros. El gasto per cápita fue de 33,27 euros. El gasto en aceites supone el 2,21% del gasto total de productos de alimentación en el mercado español.