El boom de las franquicias de panaderías-cafeterías, imitando el modelo de la conocida cadena Granier, ha tenido un efecto positivo en el consumo de aceites de oliva.
Durante el año 2015, de las 461 franquicias del sector de hostelería que se abrieron en España, más de 180 están dentro del concepto de cafetería rápida o de Bakery coffe. La gran mayoría de estas franquicias, además de bollería industrial, han apostado muy fuerte en su franja matinal por el desayuno mediterráneo de tostadas de pan con tomate y aceite de oliva. Que le ha ganado la partida en muchos casos a los tradicionales churros y a los croissants.
Una estrategia que han aprovechado marcas como Capricho Andaluz, Coreysa, La Chinata o Ybarra en sus formatos irrellenables de 250 ml o en monodosis. Una buena noticia para el aceite de oliva pero no tanto para las panaderías y cafeterías tradicionales, que han visto irrumpir una competencia a precio ajustado.
La proliferación de enseñas de panaderías-cafeterías no ha parado en los últimos años: además de Granier –que abrió 41 nuevas enseñas en 2015 y 88 en 2014– destacan otras como Panishop, Panelus, Uvepan, Panaria, Pannus, Tradicionarius o Pan y Chocolate.
El aceite de oliva gana enteros en los desayunos de los nuevos modelos del canal de restauración. Y más con noticias como la del reciente estudio de la Universidad de Córdoba (UCO) y el Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba que aseguraba que con un desayuno que incorpore aceite de oliva virgen, las células que revisten las arterias estarán más protegidas frente a las inflamaciones.