La Arbequina expande sus AOVE monovarietales frutados por toda España

olivar arbequina
Plantación superintensiva de Arbequina

Con el inicio oficial de la campaña 2018/2019, las primeras aceitunas que llegarán a las almazaras suelen ser las de la variedad Arbequina. Durante muchas décadas limitada al olivar de Cataluña, parte de Aragón y Mallorca, la expansión de los nuevos sistemas de olivar intensivo, superintensivo y en seto han propiciado que su cultivo esté ya presente en todas las provincias oleícolas españolas: desde Jaén, Córdoba, Málaga o Sevilla, hasta Toledo, Ciudad Real o Badajoz, pasando por la Comunidad Valenciana e incluso Navarra, La Rioja, Álava, Canarias o Galicia en los últimos años. Cada una con sus matices y singularidades. Solo en Cataluña, la Arbequina ocupa más de 55.000 hectáreas. Y en el olivar superintensivo y en seto, ha sido de largo la más plantada, por delante de la Arbosana o Koroneki o los nuevos varietales.

Muchos Arbequinas que proceden de un tronco común, adaptados a diferentes climatologías y terrenos, pero que suelen mantener sus credenciales de frutado, dulzor agradable, con notas de almendra, plátano y manzana verde, y un ligero amargor y picor casi imperceptibles. Un DNI organoléptico que le hace muy del gusto de consumidores no iniciados en el mundo del AOVE. Y también muy demandado –y mejor pagado- en los mercados internacionales. Sigue siendo el rey de los AOVEs españoles para crudo. Especialmente para aliños, ensaladas, frutas, salsas alioli, mayonesas…

En los últimos años, las grandes empresas envasadoras han lanzado también monovarietales de Arbequina dentro de su portfolio de mejores AOVES. Como los de Coosur, que completan su gama de aceite Arbequina, Picual, Hojiblanca y Cornicabra; el de Carbonell del Grupo Deoleo, el de Borges, el de Dcoop en pequeño formato, el de La Masía en su gama de tres monovarietales, el de La Española, el de Urzante de olivares propios…También destacan los de la cooperativa Oleoestepa, uno de los referentes en el cultivo de esta variedad en el sur penínsular español, o los de Colival en Valdepeñas, con su marca Valdenvero.

Una variedad que tiene a las almazaras de las denominaciones de origen de Les Garrigues, Siurana y Terra Alta, al epicentro de la Arbequina tradicional. Entre las que destaca por su volumen de comercialización la empresa Olis de Catalunya, con sus marcas Oleastrum, Unió y DUC, incluidas en varias DOP de la zona.

Muchas otras empresas y almazaras de comarcas olivareras muy diferentes de la geografía española también disponen entre sus AOVES a singulares arbequinas como los casos de Castilla de Canena, Oleícola Jaén, Rotalaya, Maquiz o Nobleza del Sur en Jaén, Hacienda Guzmán con su Reserva Familiar en Sevilla;  Finca La Torre en Málaga; Valderrama en Toledo, Martín de Prado en Cáceres, Oleoalmanzora en Almería, Novoa Natura en Orense, Isul Ecológico en La Rioja, el Oliduero Cosecha Temprana en Valladolid, o Henri Mor desde Juncosa en Lleida, por citar algunos ejemplos.

Aunque hay diferentes explicaciones, la más común atribuye al Duque de Medinaceli la llegada de olivos Arbequinos a España desde Palestina en uno de sus viajes. Y sus primeras plantaciones cercanas al castillo-palacio de Arbeca en Lleida donde residía. Un largo camino que ha seguido en nuestros días desde las tierras de Cataluña hasta el resto de la olivicultura española.


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