Desde la parte técnica de Abona Global, entendemos que el manejo del cultivo de forma aislada es un ERROR, ya que no se tienen en cuenta las influencias positivas o negativas de los posibles factores que puedan intervenir en las condiciones de desarrollo de la planta.
En este artículo, queremos compartir con vosotros, una serie de pautas de buenas prácticas para que nuestros olivares se desarrollen de forma correcta y equilibrada.
En nuestra filosofía ya sabéis que damos especial importancia a la NUTRICIÓN; si en una planta no tenemos en cuenta factores como la humedad y la temperatura ambiental, desaprovecharemos la eficiencia del producto que estemos aplicando, un ejemplo de ello puede ser cuando en el terreno realizamos una aplicación de urea, por ejemplo, y la temperatura del medio es baja, es decir, por debajo de 15 grados Celsius, la consecuencia será que dicha aplicación no será aprovechada en su totalidad por la planta; ¿qué significa esto? Cuando aplicamos siendo la TEMPERATURA AMBIENTAL baja, pasa que se estimula el crecimiento radicular pero en cambio, se frena el crecimiento vegetativo, por ello, cuando el contamos con bajas temperaturas al realizar la aplicación de abonos o fertilizantes, los nutrientes se absorberán con menor rapidez y, en consecuencia, la planta tardará más en crecer que si las condiciones climáticas son más favorables.
De modo que, con la incorporación de materia orgánica, conseguiremos controlar esas bruscas oscilaciones de temperatura ayudando a la planta a gestionar los nutrientes de una manera más eficaz (ejemplo datado y confirmado, las tierras que antes tenían 15 grados, con la aportación de la materia orgánica, podrían alcanzar los 18 grados).
Hablemos del hierro, la falta de este mineral afecta directamente sobre el funcionamiento de los demás nutrientes aunque éstos últimos cuenten con las concentraciones adecuadas, por tanto, el hierro es un elemento limitante y a tener en cuenta para que no se refleje en el desarrollo de la planta (Ley del mínimo de Liebeg).
Otro mineral de relevante importancia en la nutrición, es el magnesio; las concentraciones elevadas del mismo, compacta el terreno, impidiendo la correcta absorción de nitrógeno.
Por tanto, si tenemos un terreno desequilibrado, empiezan aparecer las patologías; un ejemplo, Fusarium que es un hongo saprófito que solubiliza fósforo. Cuando alteramos las condiciones normales del medio con pH ácido en el suelo, terreno húmedo… favorecemos la proliferación excesiva haciendo que el hongo sea enemigo “público número 1”.
Así como consideramos de especial importancia la nutrición de nuestros suelos, también hemos de decir que “El manejo del AGUA” a través de los riegos es otro factor importante en todos los ESTADOS FENOLÓGICOS de nuestro cultivo, incluso en la post-cosecha ya que esta actuación va a repercutir sobre la producción del año siguiente; desde nuestra experiencia, aconsejamos realizar un “tratamiento curativo” tras la cosecha, para sanar las heridas que hemos podido realizar durante la recolección y así, prevenir la tuberculosis al año siguiente.
Tanto el manejo como la genética de la planta, van de la mano de ahí nuestra apuesta por un manejo holístico que nos va a permitir aprovechar los recursos que el MEDIO AMBIENTE nos proporciona de manera natural.
Ésta búsqueda del equilibrio no es costosa económicamente y tampoco implica prácticas demasiado laboriosas.
Desde Abona Global, elaboramos un calendario de actuación, señalando los momentos y productos adecuados y ayudar a la obtención de una mayor producción y calidad de las olivas.
Apostamos por un manejo holístico en la agricultura y una economía circular (utilización de materias primas órgano-minerales, fitosanitarios residuo 0 = regeneración de nuestros suelos).
Autores:
Marisa Sánchez Pintado, David Álvarez Fernández y Catalina Pizarro Villar
www.abonaglobal.com