
Lograr una mayor diversificación del producto; conseguir una regulación más concreta y clara en las etiquetas sobre los beneficios para la salud; fomentar una mayor formación para que el consumidor entienda toda la variabilidad; lograr una legislación sensorial menos ambigua, y menos rígida para la innovación, así como desarrollar una marca de denominación de origen España son algunos principales retos que se han apuntado en la mesa redonda virtual “Perspectivas y retos del sector del aceite”, organizada por AINIA.
Moderada por la directora general de AINIA, Cristina del Campo, han intervenido el director de Operaciones del Grupo ACESUR, Carlos Jiménez; el director de DCOOP, Rafael Sánchez de Puerta y el gerente de URZANTE, Jesús Marín.
Según Carlos Jiménez “no hay ningún producto en el mundo más controlado que el aceite de oliva, especialmente el producido en España. Podemos decir que el 99,9% del aceite que se produce y envasa en España cumple todos los requisitos de identidad. Sin embargo, hay una legislación sensorial ambigua”.
Mientras, Rafael Sánchez de Puerta, asegura que “el binomio aceite de oliva fraude es una realidad que debemos desterrar del mundo. El aceite de oliva es el único producto en el mundo al que se obliga a clasificar los aceites por una cata organoléptica, y la diversidad es altísima entre los diferentes paneles. Tenemos que buscar la manera de aplicar el panel con seguridad jurídica para los consumidores y para los productores. Aquí también tiene mucho que decir la investigación”.
Para Jesús Marín “ponemos cortapisas para que nuestro propio producto no se valore como corresponde en el exterior, debemos tener un cambio profundo incluso en mentalidad”. Y en cuanto a los envases y el proyecto de prohibición del PET en el virgen extra, asegura que “estamos buscando soluciones al plástico, tenemos que buscar envases más sostenibles y aquí es donde la investigación juega un papel relevante para lograr soluciones mediante plásticos reciclados o el uso de otros materiales innovadores”.