Carlos Cabezas (ATPIOlivar): “La producción integrada aporta un valor añadido de calidad ‘virgen extra’ y más seguridad alimentaria”

Carlos Cabezas preside la Asociación Técnica de Producción Integrada de Olivar (ATPIOlivar), un modelo de cultivo que ha experimentado un destacado crecimiento en los últimos años, y que cobra ahora especial relevancia en el nuevo rumbo que tomará la nueva reforma de la PAC y los Ecoesquemas.

“Cuando en el año 2002 se aprobó el Real Decreto que regulaba la producción integrada en España, era difícil imaginar que, a largo plazo, este modelo de producción sostenible se iba a convertir en el referente de la mayor transformación del sector agrario hacia una agricultura más respetuosa con el medio ambiente y a la obtención de alimentos de mayor calidad y seguridad alimentaria. El olivar no ha sido indiferente a este proceso de cambio y en la actualidad es el cultivo donde la producción integrada tiene una mayor implantación en España. En la última década, su desarrollo ha sido continuo y creciente, aunque de forma desigual según las regiones. Así, según se desprende de los datos estadísticos oficiales que facilitan anualmente las comunidades autónomas, Andalucía es la región con más superficie en producción integrada de olivar con 404.000 ha (2019) -el 25% de la superficie total del cultivo-, seguida de Extremadura con 100.500 ha (2018) y Cataluña con 14.222 ha (2016).

Técnicas de cultivo
La producción integrada tiene como objetivo principal ayudar al productor a conseguir una explotación agraria sostenible, mejorando su rentabilidad y minimizando cualquier impacto negativo sobre el medio ambiente. Para ello pone a su disposición una serie de técnicas de cultivo dinámicas, en continua mejora, que le permiten utilizar de forma racional los recursos naturales disponibles, limitando el uso de agroquímicos a lo estrictamente necesario y  procurando interferir lo menos posible en el equilibrio natural del agrosistema. Además, el cumplimento de dichas normas, reguladas en su Reglamento Específico, le permiten certificar sus producciones, garantizar el cumplimento de la normativa actual sobre buenas prácticas agrarias y medioambientales que regula la Unión Europea, y posicionar sus producciones en un mercado cada vez más competitivo.

El sector del olivar que ha optado por la producción integrada se ha beneficiado de una mejor organización en sus estructuras de producción y comercialización, a través de las Agrupaciones de Producción Integrada (APIs), promoviendo su profesionalización mediante la obligación de disponer de personal técnico cualificado y homologado por la Administración, que es el encargado de asesorar a los productores en el manejo sostenible del olivar. El resultado de este control es la obtención de productos de altísima calidad y seguridad alimentaria.

En los próximos años el olivar andaluz tendrá que reforzar su compromiso con las políticas sociales y medioambientales que se marcarán desde Europa, en base a los acuerdos que dentro de la Agenda 2030 adoptaron los Estados Miembros de las Naciones Unidas en los denominados Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), con el propósito, entre otros, de preservar los recursos naturales y la agricultura productiva, así como luchar contra el cambio climático. Es aquí donde la producción integrada juega un papel esencial al contribuir de manera decidida a la consecución de estos objetivos mediante la aplicación de prácticas agrícolas sostenibles. Las más destacadas en el olivar son el mantenimiento de cubiertas vegetales vivas o cubiertas inertes mediante el triturado e incorporación de restos de poda, que evitan la erosión, incrementan la materia orgánica y amplifican el efecto sumidero de carbono en el suelo. Estas prácticas están actualmente incentivadas mediante ayudas agroambientales incluidas dentro de los Programas de Desarrollo Rural de algunas comunidades autónomas.

Agua y nutrientes
Otra de las claves de la gestión sostenible es el manejo eficiente del agua y los nutrientes. Para ello, en producción integrada se promueve la utilización de sistemas de riego que aumentan el ahorro de energía y agua, programando su consumo de acuerdo a parámetros agroclimáticos y a las necesidades reales del cultivo. En cuanto al uso de los fertilizantes, se limita a aplicar las cantidades requeridas por el cultivo en los momentos adecuados, lo que permite mantener la capacidad productiva de las explotaciones evitando la contaminación del medio. No obstante, sería necesario que el olivar ahondara en la transformación  digital y combinara estas técnicas con otros sistemas de precisión (sensores, drones, GPS, etc.) que ayuden a optimizar la huella hídrica y obtener una mayor eficiencia de los fertilizantes. No debemos olvidar que nos enfrentamos ante el reto global de disminuir las emisiones de gases efecto invernadero a la atmósfera, por lo que es interesante fomentar entre otros, el uso fertilizantes nitrogenados de rápida asimilación y menores pérdidas, avanzar en una mejor monitorización de nutrientes y en incorporar tecnología más precisa en las abonadoras convencionales, especialmente en las aplicaciones de fertilizantes en el olivar de secano.

Por otro lado, la pérdida de biodiversidad en el olivar es un tema que está adquiriendo cada vez más relevancia. De hecho, potenciar su conservación se encuentra actualmente en el debate de prácticas ambientales dentro de la futura Política Agraria Común. (PAC). Las explotaciones de producción  integrada están obligadas a mantener los márgenes de vegetación autóctona en linderos y arroyos, a impulsar la creación y conservación de reservorios naturales o artificiales para la fauna auxiliar y a manejar correctamente las cubiertas vegetales. Si bien, un mayor conocimiento sobre la interacción entre las prácticas culturales que se aplican y la flora y fauna presentes, nos ayudaría a conocer cómo mejorar los indicadores de biodiversidad de nuestros olivares, especialmente a la hora de realizar determinadas labores o tratamientos fitosanitarios en el cultivo. 

Sustancias activas
La correcta selección de sustancias activas dentro de las estrategias de control integrado de plagas se realiza con criterios de menor riesgo tanto para el aplicador como para el entorno y siempre dando preferencia a los métodos no químicos. En base a estos principios, la Administración autoriza en producción integrada aquellas sustancias activas de acuerdo a su comportamiento medioambiental, pudiendo denegar su uso, aplicar restricciones en periodos o número de aplicaciones con el fin de aumentar la protección de los recursos naturales y/o de los polinizadores. Esta línea no está muy alejada de la normativa actual de la Unión Europea que camina hacia una disminución progresiva en el uso de plaguicidas de mayor riesgo. Uno de los retos a los que se enfrenta el olivar en producción integrada es desarrollar e implementar nuevos enfoques complementarios a los actuales, ya sean tecnológicos, biológicos, etc., que sean viables económicamente y permitan controlar satisfactoriamente los patógenos a la vez que mantengan un equilibrio coherente entre productividad y respeto al medio ambiente. El mejor posicionamiento en los mercados de alimentos ‘residuo cero’ nos obliga a avanzar en este sentido.

Dentro de las demandas actuales del sector, podemos destacar la necesaria armonización de las normas base de producción integrada hacia un estándar único europeo, que facilite la transmisión de un mensaje unificado a los consumidores. La producción integrada aporta actualmente un valor añadido de calidad ‘Virgen Extra’ a los aceites producidos y un alto nivel de seguridad alimentaria. Además, atiende a la demanda de un nuevo consumidor sensibilizado con un producto de proximidad, elaborado con menor huella de carbono y con respeto medioambiental. Sin duda, para lograr todos estos objetivos se hace indispensable un apoyo e implicación más firmes de las Administraciones, apostando por una mayor investigación que mejore las bases del manejo integrado y una mayor promoción -actualmente inexistente- sobre los beneficios que la producción integrada aporta a la sociedad en general.


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