
Entrevista con
Joaquín Ribes
Gerente de Ribes Oli
¿Cuáles fueron los orígenes del proyecto actual de Ribes Oli?
Los orígenes se remontan a 1924 a mi bisabuelo, con una almazara con animales. Hemos sido varias generaciones ya. Y el relevo está en marcha. Con nuestra generación hemos apostado por la agricultura ecológica para dar mayor valor añadido a nuestros AOVEs. Y también hace tres años con la diferenciación de monovarietales, con la Picual y la Arbequina, y un coupage de Picual y Arbequina.
Después el aceite de la finca, que es El Mas de la Casa Blanca, es 100% de nuestros olivos., cosechados a mediados del mes de octubre, en verde. Aunque se pierde rendimiento, se gana mucho en calidad. Es una producción limitada, aunque nos quedamos cortos. Las variedades son Arbequina, casi un 60%, Alfafarenca, la Blanqueta que estaba en la finca y algo de Picual. Estamos renovando con Picual en la actualidad.
¿Se valoran las variedades autóctonas?
El cliente lo valora si es conocedor de la zona. Nosotros vendemos en Madrid una Alfafarenca, y aunque es un aceite potente, no va a ser conocido. Es muy de Alicante, de la zona norte de la provincia.
¿Qué tipo de olivar tenéis?
En la finca nuestra tenemos 80 hectáreas, un 20% es de olivar tradicional antiguo. El resto, que era de siembra, se pasó a Arbequino y a Picual. En ecológico, en intensivo, y con un marco de seis por seis, en secano. No tenemos la suerte de tener suficiente agua como para hacerlo en superintensivo.
¿Hay muchas diferencias entre el manejo de olivar convencional y el ecológico?
Nosotros tenemos también parcelas de convencional y es mucho más fácil. Admite más productos. Aunque si tienes buena maquinaria y los campos están preparados, no es costoso. Nosotros quisimos poner todo en ecológico pero era inviable. En las parcelas antiguas que me transmitió mi padre no se puede, están muy escalonadas, necesitas mucha mano de obra y costes son altos. No se paga al productor lo que cuesta realmente, todos peleamos por un céntimo.
¿Hacia dónde enfocáis la exportación?
Vendemos el 50% en hostelería, y también en exportación, sobre todo el ecológico. En Japón, para productos de cosmética, en Taiwan, en Francia…
¿El mercado español empieza a ser interesante para el AOVE ecológico?
Era un mercado que estaba despegando hasta la pandemia, que ha tocado económicamente a mucha gente. El menor poder adquisitivo ha frenado algo el consumo en el mercado interior. Primero es llenar la despensa. Y el precio cuenta.
¿Qué retos os planteáis como empresa?
Hemos crecido muy rápido, pero el bache producido por la pandemia ha sido importante. Se ha salido y ahora toca crecer paso a paso. Hemos realizado una almazara nueva dentro de la finca, como un AOVE de pago. Estamos construyendo, además, un hotel rural, que tendrá protagonismo en oleoturismo para que se conozca la elaboración del aceite y todos sus detalles.