
El actual olivar español, líder mundial en producción, no se entendería en su conjunto sin el regadío y el actúa. Los últimos datos de la Encuesta de Superficies Agrarias (ESYRE) del Ministerio de Agricultura con taos del año 2022 muestra como el olivar de regadío ya supone el 31% del total del olivar de aceituna para almazara en España: 769.496 hectáreas para un total de 2,45 millones de hectáreas. Si ampliamos los datos a todo el olivar español, sumando los de aceituna de mesa y los olivares de doble aptitud, el olivar con riego supone ya en torno al 35% del total: 866.738 hectáreas sobre un total de 2,76 millones de hectáreas. De ahí que todo lo que tiene que ver con el riego, desde el nivel de los embalses de las principales cuencas hidrográficas más importantes para el olivar hasta las limitaciones de riegos de los canales de regantes, tenga tanta importancia para todo el sector oleícola nacional.
Según los datos del ESYRE relativos al 2022, Andalucía dispone de 1,67 millones de hectáreas de olivar, de las que un total de 649.762 has están ya en riego, un porcentaje por encima de la media española. Del total, 1,47 millones de has estarían destinadas a aceituna para almazara, frente a 143.137 has para doble aptitud y un total de 49.180 has para aceituna de mesa, estas últimas mayoritariamente en la provincia de Sevilla.
Las otras dos regiones con mayor superficie de olivar serían Castilla-La Mancha con 447.042 hectáreas, de las que 73.263 has contarían con riego, y la Comunidad de Extremadura con un total de 292.396 has, donde el regadío ya está presente en 67.344 has.
Como se ha visto en esta última campaña 2022/2023, que será finalmente unas de las más cortas del siglo XXI en cuanto a producción, la gestión del agua es básica ante el aumento de las temperaturas y las olas de calor constantes. Sin quitar el elemento vecero del olivar y también los acontecimientos climáticos extraordinarios como lo fue en su día la Filomena en el olivar de Castilla-La Mancha fundamentalmente, o lo ha sido esta campaña en las semanas claves de la floración en la mayoría de las zonas productoras.
La tendencia hacia el riego, de apoyo o más intensivo, parece imparable. Sobre todo teniendo en cuenta que el crecimiento de las nuevas plantaciones en los últimos años -más de 160.000 nuevas hectáreas- han sido en gran medida de olivar superintensivo, en seto, de alta densidad o intensivo con riego al menos de apoyo. Y este año, los pedidos en marcha, muy importante en algunos casos, y las tramitaciones de impacto ambiental en Andalucía, Extremadura y Castilla-La Mancha. Para nuevos proyectos apuntan en esta línea. Olivar y agua parece ya una pareja sólida en el olivar español.