
Entrevista con
José Manuel Espejo
Presidente Cooperativas Agro-alimentarias de Jaén
¿Qué grandes objetivos tiene Cooperativas Agroalimentarias de Jaén en este 2025?
Sin duda, seguiremos trabajando por y para nuestros socios cooperativistas y para el futuro del sector. Es primordial seguir ahondando en la cooperativización de todos los ámbitos de nuestra actividad. Igual que hemos sido capaces de aunarnos para transformar y comercializar con socios de nuestro pueblo, deberíamos eliminar prejuicios y pasar a la unificación con otras cooperativas vecinas, incluso de otros pueblos o provincias. Al final el interés es común: “el máximo beneficio de los socios”.
Así mismo, deberemos dar un paso en cooperativizar la actividad en el campo para ser más eficientes en las labores y poder acometer proyectos de modernización de explotaciones, donde sea posible. Y donde no, habrá que buscar una diferenciación en el producto.
Durante el año 2024 hemos visto en origen oscilaciones de precios desde los casi 9 euros de enero de 2024 a los 3,50 euros de mediados de diciembre. ¿Es posible combatir esta volatilidad extrema de precios? ¿El mundo cooperativo puede hacer más para conseguirlo?
Era de esperar que, después de las dos campañas extremadamente cortas en producción que habíamos sufrido, el precio no se mantuviese a los niveles que estuvo en el año 2024, puesto que el consumo se había resentido de manera importante y para poder comercializar nuestro producto (que es perecedero y pierde cualidades organolépticas con el paso del tiempo) en el 2025, había que recuperar mercados y consumo. Por desgracia, el aceite de oliva es un producto que tiene sustitutos y, aparte de venderse por sus cualidades y sus beneficios para la salud, está muy condicionado por el nivel de precios que el consumidor está dispuesto a pagar.
¿Cuándo y hasta cuanto iba a bajar el precio?, era una incógnita. Sin embargo, era de esperar que con la puesta a la venta de los primeros aceites producidos por las explotaciones de Portugal y España en superintensivo y con la presión vendedora que se produjo en los inicios de la campaña por la venta de agricultores no cooperativistas y, ¿por qué no decirlo? la venta individualizada de los socios de algunas cooperativas que permiten esta fórmula, se produjo un exceso de oferta en un momento en que no se podía absorber por parte del mercado, lo que conlleva la consiguiente bajada de precios.
El mercado del aceite de oliva es muy psicológico y vulnerable ante condiciones atmosféricas, expectativas de cosecha, etc. Este año, todos los agricultores teníamos en mente, aunque no queramos reconocerlo, que el aceite tenía que bajar de precio, por lo que el que disponía de aceite para vender lo ponía en el mercado de manera inmediata, con la consecuente oferta excesiva en momentos de falta de demanda.
La poca profesionalización del sector en comercialización y la atomización de la misma, se hace notar exageradamente esos momentos.
Gestionar la volatilidad de precios en el mercado de aceite de oliva es muy complicado, puesto que depende extremadamente de la oferta y la demanda. Habría posibilidad de que estos dientes de sierra no fueran tan pronunciados si la oferta estuviera más organizada y profesionalizada. Desde el mundo cooperativo llevamos muchísimos años intentando promover fusiones, integraciones y otras fórmulas que permitan aunar esfuerzos y recursos en la venta de nuestros productos agroalimentarios, así como profesionalizar este trabajo, haciendo que la oferta esté un poco más organizada. Además, desde Cooperativas Agroalimentarias, se organizan reuniones sectoriales en las que se informa a los gerentes, presidentes y miembros de consejos rectores de cómo están los mercados, datos de producción en otros países, exportaciones, etc., que les permitan un tener criterio fundamentado a la hora de operar con su producto.
La cada vez mayor cantidad de producción de aceites de oliva con nuevos modelos de producción, tanto en España como en el exterior, ¿es una presión extra en costes, rentabilidad y precios finales para el sector cooperativo, mayoritariamente en olivar tradicional?
Efectivamente, la entrada en producción de las nuevas plantaciones con menores costes y la proliferación de las mismas ante la falta de rentabilidad, sobre todo del cereal, causará un efecto de sobreoferta que habrá que gestionar mediante la conquista de nuevos mercados y el trabajo de incentivación al consumo en los países donde ya está presente nuestro producto estrella.
Sin embargo, es lógico pensar que para potenciar el consumo, el precio es un condicionante, por lo que un envasador que pueda conseguir un aceite de un superintensivo a menor precio, lo preferirá antes que un aceite de olivar tradicional que, de lógica, sería más caro para poder cubrir los costes de producción. Cualquier empresario busca obtener un margen de beneficio.
Desde Cooperativas Agroalimentarias estamos trabajando de forma incansable para transmitir a las distintas Administraciones que la agricultura y la ganadería tiene un potencial inmenso tanto de generación de recurso, como de empleabilidad, como de incorporación de jóvenes, pero siempre y cuando se garantice la rentabilidad de las explotaciones.
Y para esto es fundamental la disponibilidad de agua para las explotaciones, que bien gestionada, nos permite mantener la población en el medio rural, desarrollar nuestros proyectos empresariales con rentabilidad y, lo que es fundamental, alimentar a las personas. ¡Somos un sector estratégico!.