Gran parte del futuro del sector olivarero actual pasa por dos realidades: el aumento de la producción en ecológico para adaptarse a las nuevas tendencias de consumo en los grandes países desarrollados y por otro lado, la nueva realidad de las nuevas modalidades de plantación, tanto Olivar en Seto de baja densidad como en olivar superintensivo de alta densidad, que están revolucionando el volumen de producción de muchos territorios olivareros en España y fuera de ella.
Hasta no hace mucho tiempo, eran dos realidades que caminaban separadas pero cada vez más tienden a juntarse. ¿Puede manejarse una plantación en seto como si fuera de olivar ecológico?. “Perfectamente”, asegura Alfonso Gómez, Consejero Delegado y Director de Márketing de Todolivo, la empresa pionera en el mercado español de olivar en seto. “El Olivar en Seto se puede llevar en ecológico, ahora bien nosotros recomendamos durante los dos primeros años de vida llevarlo de forma convencional para poder frenar los ataques del glifodes y que este insecto no ralentice su crecimiento. Una vez el olivo ha alcanzado la altura deseada, que suele ocurrir en condiciones normales a los dos años y medio, entonces es cuando lo llevamos a ecológico. Este periodo de transición dura tres años”.
“Las investigaciones realizadas por Todolivo durante estos últimos 19 años -asegura Alfonso Gómez- nos ha permitido constatar que con los marcos amplios se consigue un mejor aprovechamiento de la luz, poder practicar al seto una poda natural, disminuir los costes de inversión y mantenimiento y lograr una mayor eficiencia productiva, haciendo que este sistema de cultivo sea más sostenible y rentable. Las prácticas de manejo realizadas por la empresa son muy similares a la lucha integrada: se realizan tratamientos cuando es necesario hacerlo, aunque, a veces, cuando las circunstancias lo requieren, realizamos algún tratamiento preventivo”.
Un aspecto clave en el olivar en seto es la poda. “La poda manual y natural realizada por Todolivo en el Olivar en Seto contribuye a la sostenibilidad medioambiental. Y es que en este sistema de cultivo del olivar, los restos de poda son depositados en el centro de la calles para que sean triturados y se puedan incorporar al suelo como materia orgánica, contribuyendo así de forma importante a la captura y almacenamiento de dióxido de carbono (CO 2 ) atmosférico, que es el principal gas causante del efecto invernadero”.
En cualquier modalidad de olivar, el balance de la huella de carbono es positivo, pero es en el Olivar en Seto, según el catedrático de la Universidad de Córdoba, Luis López Bellido, donde este balance es mayor, debido a que es capaz de captar de la atmósfera más de 4.000 kg de carbono por hectárea y año. El balance de la huella de carbono es la diferencia entre las capturas de carbono y las emisiones realizadas a la atmósfera.