Un reciente estudio sobre “El balance Socioeconómico de las Biomasas en España 2017-2020” elaborado por Analistas Financieros Internacionales (AFI) para Unión por la Biomasa destaca el gran potencial que el sector del olivar tiene para el desarrollo de la biomasa en nuestro país.
El informe asegura que España “es el principal productor de aceite de oliva del mundo (1,4 millones de tn frente a las 470.000 tn de Italia) y ha alcanzado el primer puesto en la producción de ganado porcino en Europa, generando más de 50 millones de toneladas anuales de purines. Sin embargo, se encuentra a la cola en el ránking europeo por aprovechamiento de los recursos forestales y agroganaderos en la generación de energía eléctrica, térmica, biogás/biometano y valorización de la fracción orgánica de los residuos municipales (FORM”.
Entre las medidas que destaca el Informe de AFI figura que “debe permitirse que las instalaciones de biomasa que ya están en funcionamiento (inversiones ya acometidas) produzcan el número de horas máximo para el que fueron dimensionadas (más de 8.000 h/año), para lo cual debería mantenerse la percepción de retribución a la operación a partir de las 6.500h”.
El desarrollo de plantas de generación eléctrica con biomasa, entre ellas las que utilizarán como fuente de combustión los subproductos del olivar, debería también potenciarse según el Informe como se ha hecho con otras renovables en las subastas del Ministerio de Energía.
“En un escenario de rediseño del modelo de subastas del sector eléctrico y de provisión de incentivos a la inversión en plantas de biomasa, biogás y FORM (cambio en la política de tratamiento de los residuos), la potencia instalada podría crecer en 550 MW de biomasa eléctrica, biogás y FORM, es decir, un crecimiento anual medio cercano al 13% hasta alcanzar 1.587 MW en 2021. Asimismo, la modificación de los incentivos fiscales permitiría incrementar la contribución de la generación térmica en 800 ktep hasta alcanzar 4.821 ktep en 2021. En conjunto, el crecimiento en el uso de la biomasa para fines energéticos -generación eléctrica y térmica- derivaría un gran impacto económico, social y medioambiental”.