Francisco Moreno (CRDOP Sierra de Segura): “Gran parte del consumidor español está educado en “gastar” poco en aceite de oliva”

Entrevista con
Francisco Moreno
Secretario General CRDOP Sierra de Segura

¿Por qué crees que se han mantenido tanto en el tiempo los bajos precios en origen del aceite de oliva, incluso los del virgen extra?

Las razones son múltiples y de gran complejidad. Tanto los problemas como las posibles soluciones tienen que venir de todos los lados. Gran parte del consumidor español está educado en “gastar” poco en aceite de oliva. Identifica al aceite de oliva como un producto diario donde hay que economizar. No es casualidad que parte de la distribución haya usado el aceite de oliva como “producto llamada” aprovechando esa concepción que tiene el consumidor. Estas ofertas conllevan a redundar en la banalización/vulgarización del producto. En los últimos años está disminuyendo el consumo de aceite de oliva en países netamente productores como España, Italia y Grecia. Eso está llevando a un reajuste de la oferta-demanda.

La entrada en producción de nuevas explotaciones de olivar superintensivo / intensivo, que en estos precios siguen generando beneficios. Eso igualmente, está ayudando a desequilibrios en la oferta-demanda

Parte del sector todavía no está concienciado que la apuesta que hay que realizar debe ser la de fomentar la diferenciación dentro del abanico de los aceites de oliva vírgenes extra y vírgenes. Declaraciones de responsables del sector criticando el panel-test es un claro ejemplo de lo que aún no queda mucho por andar.

Aunque está aumentando proporcionalmente el consumo del aceite de oliva virgen extra en España, todavía el 50% de los “aceites de oliva” que se consumen proceden del refinado de aceites lampantes, por lo que se demuestra la poca “cultura” que el consumidor tiene.

Sigue existiendo fraude en el etiquetado del “virgen extra”, de tal forma de que cuando aumenta el diferencial de precio en origen de esta categoría, se produce trasvase de otras categorías de inferior calidad como si fuesen “extra”.

¿Y qué soluciones se pueden encontrar dentro del propio sector oleícola y olivarero?

Entre las posibles soluciones, el sector debe concienciarse que debemos renunciar a intentar aumentar el precio de la categoría comercial “aceite de oliva”, pues al ser un producto rectificado (con mucho menos sabor, olor y color que el virgen y virgen extra), es difícil defender un diferencial de precios con respecto a otros aceites vegetales. Por el contrario, tenemos que insistir en campañas de promoción del aceite de oliva virgen y sobre todo del AOVE, pues son los únicos productos que por sus cualidades organolépticas pueden defender una diferencial de precios con respecto a otras grasas. En países como Italia, el virgen extra vale en origen más del doble que el lampante, por lo que nos debe servir de referente.

Hay que cambiar el nombre de la categoría comercial de venta de “aceite de oliva”. Confunde que mientras el “aov/aove” necesita nombre y apellidos, la categoría comercial de peor calidad “ao” solamente se nombra el apellido. Esto es una tarea de la administración, que debe ser valiente y proponer un cambio significativo de la nomenclatura y que el “ao” pase a denominarse “aceite de oliva rectificado” o nombre similar.

Es necesario seguir apostando por una PAC que ayude a los agricultores, pero debe estar focalizadas en compensar rentas de aquellas explotaciones que tiene un mayor nivel de gastos. Está claro que hay que hacer una diferenciación de ayudas entre olivar intensivo, tradicional convertible y no convertible. Y se debe intensificar y optimizar las inspecciones de calidad y lucha de fraude en etiquetado del aceite de oliva virgen extra.  

Hacer cumplir a la restauración la obligación de poner en sus “mesas” aceite correctamente etiquetado y de un solo uso. Está claro que no se están haciendo los controles necesarios pues el incumplimiento es palpable.

¿Qué papel deben jugar las denominaciones de origen en este escenario?

Justamente las Denominaciones de Origen son un instrumento de lucha contra la banalización. El trabajo debe ser de todos, administración, Interprofesional del aceite, por supuesto el propio sector, etc. Hay que intensificar los controles de lucha contra el fraude o venta a perdidas en la distribución, realizar catas de aceite, potenciar las variedades y el origen certificado del aceite (DOP), oleoturismo, son claves para prestigiar nuestro aceite de oliva virgen extra.


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