Los negocios de patatas fritas y churrerías miran al orujo y el oliva refinado ante la falta de aceites de semillas

“Nunca habíamos recibido tantas llamadas de empresas de patatas fritas y churrerías de toda Andalucía para preguntarnos por la disponibilidad de servirles orujo de oliva como en estas dos últimas semanas”. Quien así habla es uno de los directivos de una importante empresa del sector oleícola andaluz que produce y comercializa tanto aceites de oliva como orujo de oliva. Y la escena se ha repetido en casi toda España ante la escasez de poder adquirir aceites de girasol, aceites de semillas y aceites especiales para frituras que es lo que más demandan tanto las empresas de patatas fritas como las churrerías. Dos sectores muy asentados en la gastronomía popular española, especialmente en la zona sur,  que consume muchos cientos de miles de litros de aceites vegetales cada año y que sólo de forma tangencial estaban relacionados con el mundo del aceite de oliva.

Aunque es verdad que entre grandes y pequeños fabricantes de patatas fritas se comienza a utilizar el aceite de oliva y el virgen extra para su línea de patatas gourmet. Y incluso entre los proveedores de marca de distribuidor de las grandes cadenas. Dentro del sector del snacks, las patatas fritas suponen en torno a un tercio del total del negocio. Un sector que intenta cada vez más diferenciarse con las patatas artesanas y de perol, y el uso de virgen o virgen extra, al igual que otros ingredientes, como sales especiales. El uso de aceites de oliva virgen extra siempre es muy destacado como estrategia de marketing en el envasado en este tipo de productos. Por lo general, el abastecimiento en este tipo de empresas, intensivas en consumo de aceites, se realiza a granel o en envases de 25 litros.

En el caso de las empresas de snacks, el uso de aceites de orujo u oliva refinado es prácticamente inexistente, siendo lo más habitual los de girasol, semillas y también el de colza, para el crujiente final del producto.

Sin embargo, la búsqueda de alternativas al girasol y los aceites de semillas por parte de este tipo de empresas y negocios familiares se ha topado con un fuerte incremento de los precios en origen tanto del orujo de oliva como de los aceites de oliva refinado, lo que unido a los aumentos de los costes de logística y distribución por los carburantes les impiden en muchos casos acceder a ellos. En muchos casos, acceder a aceites de oliva refinados o orujo de oliva incluso les supone triplicar como mínimo su coste en abastecimiento de grasa, tanto para las empresas de patatas fritas como las de churrerías.

En las dos últimas semanas, las cotizaciones en origen no han parado de subir, cerrándose operaciones de oliva lampante incluso cercanas  a los 3,50 euros/kilo, casi a la par que las de virgen y a pocos céntimos de los virgen extra que caminan ya por encima de los 3,60 euros/ kilo.


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