
Uno de los sectores agroalimentarios que más trabaja la segmentación de los mercados y el perfil de consumidores por producto, calibre y precio es el de la fruta. Un mercado gigante global con sus propias reglas debido al carácter perecedero del producto que en pocas décadas ha logrado colabora cualquier fruta en cualquier país de los cinco continentes. Con la premisa de que siempre hay un cliente dispuesto a pagarlo.
Una de las consultoras europeas más importantes del sector de la fruta es Fruitconsulting Ltd, cuyo responsable es Oliver Huesmann, que trabaja tanto en el mercado español como en toda América del Sur, Alemania, Austria y los mercados asiáticos. Según Huesmman, el mercado asiático será la clave del consumo mundial de frutas en pocos años, gracias a sus casi 4.000 millones de habitantes. Pero sobre todo -y aquí es donde resulta muy interesante la comparativa entre la fruta y el aceite de oliva- por su exponencial crecimiento de la clase media en esos países.
Clientes atraídos cada vez más por patrones saludables de consumo alimentario y por los productos occidentales. Huesmann lo tiene claro: “dos tercios de la clase media mundial se encontrarán en Asia en los próximos 10-20 años”. Un gigantesco mercado de decenas de millones de nuevos consumidores que lo mismo demandarán manzanas, melocotones, cerezas o pitahayas, que un buen aceite de oliva virgen extra. Tendrán dinero para comprarlo y sin posibilidad de encontrarlo en sus mercado locales.
El responsable de Fruitconsulting lo tiene claro. En países como la India hay una gran parte de la población muy pobre, pero a la vez hay más de 200 millones de personas con una capacidad económica muy importante, que en Europa los podríamos considerar ricos, Y que están dispuestos a pagar allí 13/17 euros por un kilo de fruta que en Europa se vede a 3 / 4 euros”. Lo mismo ocurre con el aceite de oliva.
En las próximas dos décadas, el continente asiático contará con más de 500 millones de consumidores con los estándares de lo que en Occidente conocemos como clase media. Con gustos gastronómicos diferentes pero con ganas de conocer nuevos y sobre todo si les aportan salud y disfrute.
Si se analizan los mayores países por población en el continente asiático, China con 1.430.000 millones e India con 1.380.000 millones marca la pauta. En el primer caso, el aceite de oliva ha logrado hacerse un hueco de mercado, pese a la gran diversidad gastronómica con los mercados europeos productores. Aunque el ritmo de crecimiento esperado en su consumo no es acorde con su potencial demográfico por diferentes motivos. Entre ellos, las trabas administrativas que en su día se pusieron a su comercialización que estuvo muy enfocada a regalos.
Mientras, en el caso de la India, la penetración del aceite de oliva es bastante más escasa que en el caso chino. Una importante multinacional española llegó a abrir oficina comercial aunque al poco tiempo desistió en el intento.
Entre los otros grandes países en población de Asia, los que presentan mayor potencial de crecimiento para el aceite de oliva por su crecimiento demográfico son Indonesia con 273 millones de habitantes, Japón con 126 millones –mercado histórico del aceite de oliva convencional y ecológico- Filipinas con 108 millones, Vietnam con 96 millones, Tailandia con 69 millones, Corea del Sur con 51 millones y Malasia con 33 millones de habitantes. Otros territorios de la zona, con mucha menos población, pero con un PIB per cápita muy alto, también resultan muy sugestivos para el crecimiento del consumo mundial de aceite de oliva: Singapur con 5,6 millones de habitantes y Hong Kong con 7,4 millones. Unos mercados de ultramar en los que la capacidad logística de transporte y los costes de los fletes marítimos resultan fundamentales para poder llegar a ellos.