La subida de precios del oliva provoca un mayor uso de aceiteras rellenables en los bares

Aceitera rellenable en una cafetería de Toledo la semana pasada

En noviembre del 2013, el consejo de ministros aprobaba un Real Decreto, a instancias del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, que prohibía el uso de aceiteras y envases rellenables tanto en el canal de hostelería y restauración como de catering, así como un correcto etiquetado de los mismos. Para que los envases dispusieran obligatoriamente de un sistema de protección que impida su rellenado una vez agotado su contenido original. Para acabar con una práctica muy extendida de rellenar los envases con aceites de oliva que no se correspondían a lo que decía el envase, o incluso a realizar mezclas de aceites de oliva con otro tipo de aceites vegetales. Y como una forma también de valorar el uso de aceites de oliva virgen extra y sus marcas. Dicho Real Decreto entró en vigor el 1 de enero del 2014. El sector comenzó a extender el uso de las minidosis y de formatos de 100 ml y 250 ml de forma muy común.

El cumplimiento de dicha norma fue creciendo a lo largo de su implantación, con algunas sanciones en los primeros tiempos, y también a través de la exigencia en algunos casos por parte de los propios clientes finales. Solo hay que observar en el canal Horeca como en pocos años la demanda de desayunos de pan con aceite de oliva se ha popularizado de forma significativa, por delante de otras alternativas muy consolidades como los churros o la bollería industrial.

Sin embargo, la fuerte subida de precios en origen en el último año, que está alcanzado su cénit en estas últimas semanas, ha provocado a simple vista una cierta relajación en el uso de envases rellenables. Y se ve con más frecuencia el uso de aceiteras decorativas sin marca que se rellenan de aceites cuya procedencia el cliente final desconoce. Tanto de su marca y variedad, como de su categoría (si es virgen extra, virgen, refinado u orujo) o si se trata de mezclas de distintos tipos de aceites. Hay que recordar que el precio del aceite de girasol, el más usado en muchos bares y restaurantes en sus cocinas, ha bajado en relación a su cotización del último año cuando comenzó la guerra en Ucrania. Si juntamos esta doble coyuntura -la bajada del precio del girasol venta público con la subida de precios del aceite de oliva- la tentación por parte de profesional de hostelería aumenta. Sobre todo en establecimientos con mucha demanda de desayunos donde al cabo del día se utilizan varios litros de aceites.


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