Entrevista con
Alfonso Montaño
Responsable de Proyectos Elaiotécnicos de CTAEX,
Centro Tecnológico Agroalimentario de Extremadura
Es una de las personas más autorizadas en el sector del aceite de oliva de Extremadura. Siempre muy avanzado en temas de investigación y desarrollo en el Centro Tecnológico Agroalimentario de Extremadura y gran conocedor de los avances en materia de almazaras y elaboración de aceites. Moderará uno de los Diálogos Expoliva.
El sector oleícola extremeño ha experimentado grandes cambios en los últimos años con apertura de nuevas almazaras ¿Qué grandes retos tiene planteados?
Pocos sectores pueden presentar un crecimiento en los últimos 25 años como lo ha tenido el sector del aceite de oliva, en hectáreas y en industrias elaboradoras. El principal reto del sector extremeño es la profesionalización del olivar para una adecuada comercialización de las aceitunas. Se han plantado muchos olivos en marcos intensivos y superintensivos, pero el 81% de los olivicultores poseen menos de 5 ha de olivos, lo que dificulta una gestión adecuada. El olivo para estos agricultores es un mero complemento para sus ingresos. Debido a los terrenos pobres de sierras, los costes de producción no son rentables actualmente incluso si tenemos en cuenta las ayudas que puedan percibir.
Con respecto a las almazaras, habría que diferenciar las que existen con un objetivo de “servicio de transformación”, dedicadas principalmente a cobrar un dinero por extraerle al agricultor su aceite; las que elaboran aceites de oliva para principalmente comercializar a granel y las que poseen la almazara para elaborar una elevada calidad que comercializar principal o únicamente envasado con un mayor añadido. Cada caso posee unos retos también diferentes, centrados en costes y rendimiento, y las segundas en “extrema calidad” y diferenciación.
Aunque esta campaña será bastante menor, el pasado año se alcanzaron casi las 70.000 toneladas de aceite, récord histórico. Con los futuros olivares intensivos en producción y si llegara el riego a Tierra de Barros y Monterrubio ¿sería posible alcanzar las 100.000 toneladas en la próxima década?
Es complicado que se pueda llegar a dicha cifra en un corto periodo de tiempo, pero en vista al crecimiento de las producciones medias, las grandes cooperativas y almazaras deberían empezar a anticiparse a los posibles problemas y dificultades que pudieran acarrear dichas producciones.
Aunque Extremadura haya superado en 2015/16 las 70.000 tn de producción de aceites de oliva, es la cantidad declarada a AICA, pero ha existido mucha migración de aceituna hacia Portugal y Andalucía, no constando dicha producción como extremeña en los datos del Ministerio.
El vértigo no tiene que darlo en que se puedan producir tanto aceite, sino quién nos lo va a comprar. Este “nuevo aceite” incrementará la concentración en octubre de aceites tempranos cuando provenga de olivares superintensivos y en noviembre de olivares en marco intensivo. Podemos plantarnos en noviembre con el 50-60% de la producción ya en las bodegas. Un incremento notable de la oferta de aceites de elevada calidad y una demanda de retirada inmediata decreciente (como el consumo) por la no necesidad de los grandes envasadores de retirar hasta enero, pues también las grandes envasadoras nacionales están apostando por la producción de aceites para reducir la dependencia de su envasado del sector productor. Se puede llegar a un colapso de ventas anticipadas a bajo precio y/o reforzar el poder negociador de las grandes envasadoras.
El incremento de producción debe ir acompañado por un aumento del consumo, el cual está decayendo en España y Extremadura. Además de formación al consumidor, para que valoren los Aceites de Oliva Vírgenes Extra, y por una mayor concienciación en que hay que involucrarse en la comercialización en mercados internacionales, para lo cual hay que sopesar como ser competitivos; habría que abordar algún tipo de cooperación, no siendo la única vía las cooperativas de 2º grado.
¿Qué extensión de olivar se riega actualmente en Extremadura y cuántas hectáreas hay con los nuevos sistemas de producción en intensivo o seto?
Extremadura, de acuerdos a datos del Ministerio de la encuesta sobre superficies en 2006, tiene unas 242.500 ha de olivar (175.710 ha en Badajoz y 66.825 ha en Cáceres), de los cuales eran declaradas como en regadío el 7,2%. Actualmente, dicha cifra se situaría a inicio de 2017 por encima de 273.000 ha de olivar (mesa y almazara), lo que indicaría que el olivar ha crecido en los últimos 10 años a un ritmo superior al 1%.
Para mesa estarían dedicadas menos de 21.000 ha (poco más del 5% en regadío) y el olivar para “molino” sería superior ya a las 252.000 ha, estando en riego el 17,2% de la superficie. Se podría afirmar que una de cada 6 hectáreas de olivar está en riego en Extremadura.
No solo debemos destacar que, por ejemplo Badajoz ha pasado en 10 años de regar 16.604 ha de olivar a más de 41.000 ha, sino que subrayar que ha habido una mayor profesionalización del olivar en Extremadura, y ello va a facilitar que seamos más competitivo en el mercado tanto en costos como en calidad.
En comparación con otras CC.AA., Andalucía posee el 37,4% de su olivar en riego, Castilla la Mancha unas 48.000 ha (el 11,6% de su olivar) y Cataluña, con más de 21.000 ha, el 19% de su olivar. En comparación con otras regiones, Extremadura lleva un buen camino. Confío en que si Extremadura sigue apostando por la profesionalización del olivar, que no solo consiste en meterle agua al olivo, podría mantener una media de producción de aceites de oliva de 70.000 tn anuales.
Cada vez hay más diferencias entre el olivar de la provincia de Cáceres y el de Badajoz, en volumen de aceite por almazara y en producción ¿Son dos modelos igual de viables?
La diferencia ha existido siempre por zonas en Extremadura debido a si el olivar es una renta complementaria o si posee un peso importante en dichas rentas del agricultor. Las almazaras en Badajoz poseen una capacidad de producción media de 500 tn de aceite, mientras que en Cáceres tan solo de 167 t. Además en Cáceres existe una alta variabilidad, pues hay almazaras que poseen una capacidad de producción superior a las 1.000 tn y otras de escasamente 50 tn.
En Cáceres abundan más que en Badajoz las almazaras cuyo objetivo es el “servicio al socio”, para simplemente transformar la aceituna y llevarse su producción en aceite. Otras, en cambio, se han posicionado en la comercialización de su producto envasado, posicionándose en AOVE exclusivos y de elevada calidad gracias a la singularidad de variedad autóctonas como la Manzanilla Cacereña así como los AOVE Ecológicos. Estas industrias, básicamente privadas, han sabido buscar el nicho de mercado que quiere pagar un alto valor añadido y la elevada calidad.
En Badajoz existe otro modelo, tan legitimo como el anterior, más basado en la venta de graneles a las grandes envasadoras españolas e Italianas. El mercado de granel posee mucho menos margen de beneficio que el producto envasado, pero es la única vía cuando no se posee una capacidad elevada de comercializar. En Badajoz primaría los rendimientos industriales y los costes frente a la “extrema calidad”, siendo suficiente una calidad.
En un año de producción media, se podría cifrar en torno al 50% la venta de envasado de la producción en las industrias de Badajoz, mientras en Cáceres superaría el 80%. Hay industrias que en Badajoz también están sabiendo aprovechar sus singularidades monovarietales y producción ecológica para distribuir producto envasado. Las industrias que alcancen una mayor independencia del mercado de graneles podrán soportar mejor campañas de elevadas producciones que lleven a los bajos precios de campañas pasadas.
¿Gran parte del futuro comercial de los AOVE extremeños pasa por comercializar AOVE monovarietales autóctonos y por los AOVE ecológicos?
Si queremos maximizar la rentabilidad de nuestro olivar y de nuestro AOVE debemos apostar por la comercialización de alto valor añadido y dotar a nuestros productos de una diferenciación, una singularidad, que nos hagan diferentes con respecto a la competencia. Ello no viene simplemente por ser monovarietal autóctono o ecológico, pero ayuda. Se trata de vender “experiencias”, sensaciones, estímulos, etc. Hay que llegar a transmitir lo que la variedad aporta no solo al AOVE que estás comprando, sino a la comarca que representa, al sistema de cultivo (ecológico, biodinámico)…es decir, por la historia que acompañe al producto. Por suerte, en Extremadura poseemos muchas herramientas que nos hacen diferentes y permitirían crear ese marco atractivo para que el consumidor se fije en nuestra marca.