Han pasado muchos años desde que la empresa cordobesa Todolivo realizara la primera plantación comercial de olivar en seto allá por el año 1999. En todos estos años, sus ingenieros y técnicos no han dejado de innovar para perfeccionar el sistema, en estrecha colaboración con la Universidad de Córdoba y el IFAPA. Para conseguir mejores marcos de plantación y más eficientes en inversión inicial y costes, tanto en regadío como en secano; en la selección del material vegetal; la búsqueda de nuevas variedades más productivas y con perfiles organolépticos diferentes; investigando en la huella de carbono para conseguir algún día que cada botella de AOVE indica la captura de CO2 que consigue. Todo ello gracias a las investigaciones en campo desarrolladas en 220 hectáreas.
Todolivo organizó en la primera semana de diciembre una jornada de campo a su vivero de material vegetal en Pedro Abad y a alguna de sus fincas cercanas como la de La Mata para comprobar in situ los espectaculares resultados de su programa de mejora genética por cruzamiento con polinización natural con los que han realizado 9 ensayos con 38 variedades nuevas y otras 19 variedades nacionales e internacionales ya existentes.
“Hemos recolectado ya uno de los nueve ensayos –asegura Alfonso Gómez, CEO de Todolivo– y los resultados nos han demostrado que tanto la capacidad productiva, la precocidad y el rendimiento graso de estas plantas son muy superiores a las de sus padres que ya eran muy productivos y que además tenían una alta tolerancia a plagas. Incluso, comparándolos con la variedad Arbequina, estamos en 6 puntos de rendimiento por encima. Todo ello lo hemos conseguido tras seis años de trabajo mediante polinización cruzada natural tras desestimar por el camino cerca de 2.000 variedades nuevas porque solo queríamos seleccionar las que mejoraran ostensiblemente a sus padres”.
Si los ensayos siguen demostrando la superioridad vegetal de estas plantas y los trámites de patentes, mano a mano con la Universidad de Córdoba, la comercialización de estas nuevas variedades que pueden revolucionar el sector del olivar en seto podría estar lista entre 20 y 24 meses, en torno al 2021. “También queremos probar su comportamiento en otros países como Francia, Portugal, Italia, Marruecos, Argentina o Chile”, asegura Felipe Oliva, director técnico de Todolivo. En otra de las fincas cercanas, Todolivo acaba de plantar este año 102 variedades nacionales e internacionales en secano, con 165 marcos diferentes de plantación, para ver su comportamiento.
Lo que ya ha evolucionado de forma destacada en estos últimos años son las propias plantaciones en seto que llegaron a contar con 2.000 plantas por hectárea. La experiencia en campo ha demostrado, según Todolivo, que con un número de plantas más reducido, casi la mitad, es posible conseguir una rentabilidad a medio y largo plazo superior.
“Se reduce la inversión inicial un 40% -asegura Alfonso Gómez– y en el manejo de cultivo también entre un 20 y 30% por menores costes de agua, poda, recolección. Los marcos más amplios son una mejor solución tanto para secano como para regadío. En secano incluso con menores costes y más rendimiento graso y polifenoles. Con los nuevos marcos de plantación somos capaces de recolectar una hectárea en tres cuartos de hora o una hora. Entre uno y tres céntimos un kilo de aceituna. Aunque somos viveristas también no solo queremos vender olivos sino conseguir para el cliente la mejor solución”.
Todolivo sigue apostando por la personalización de las fincas según sus características de suelo, pendiente y clima, y también por las plantaciones multivarietales que permiten adaptar mejor la finca a cada tipo de variedad, una mejor polinización y cuaje de fruto. “Además, cualquier variedad se puede plantar en seto”, asegura Alfonso Gómez.
En campañas como la actual, el debate sobre la rentabilidad del olivar, especialmente en grandes zonas productoras tradicionales como Jaén, sigue en entredicho. Una de las mayores virtudes del olivar en seto es que por su sistema de recolección con máquina cabalgadora es que el 100% de la aceituna recolectada permite obtener virgen extra, con mejores precios en origen.
“Hay que tener en cuenta que la recolección supone el 40% de los gastos fijos de una explotación olivarera tradicional. Cuando los precios en origen caen, la rentabilidad final en este tipo de explotaciones es muy complicada. En el caso del olivar en seto, estamos hablando de precios de producción de un euro por kilo de aceite en secano y de 1,30-1,40 en regadío. Es un colchón importante aunque los precios bajen. Es importante que el olivar tradicional se plantee una reconversión gradual aprovechando las ayudas de la PAC que no siempre van a estar ahí. Y actuar con mentalidad de empresario rural y no de agricultor. Dejar a tus hijos una explotación rentable para el futuro. Si no lo hacemos en España, como líderes mundiales del sector, otros lo harán”.
Todolivo también ha realizado plantaciones en Marruecos, Portugal, Italia, Francia e incluso en Azerbayán.
Desde el punto de vista de la huella de carbono, Todolivo quiere insistir en el carácter medio ambiental del cultivo ya que es capaz de capturar más de 4.000 kilos de CO2 por hectárea y año frente a los 300 kilos del olivar tradicional o los 2.000 del olivar tradicional intensivo, según un estudio del profesor Luis López Bellido de la Universidad de Córdoba.
Todolivo también explora de cara al futuro la posibilidad de comercializar de forma más directa sus propios AOVEs envasados en el mercado nacional e internacional, sobre todo cuando entren en el mercado las nuevas variedades mejoradas que ampliarán considerablemente la carta organoléptica de AOVEs.
Fotos: A. Martín Bernardos