Ismael Ramírez (Torrevequia): “Ver el aceite de oliva banalizado y catalogado como mero reclamo comercial produce consternación”

Entrevista con
Ismael Ramírez
Director Torrevequia Oliva Foods

¿Cuál fue el origen del proyecto olivarero de Torrevequia en Montoro y en qué momento se encuentra?

Nuestra familia tiene sus orígenes en los pueblos de la campiña cordobesa, concretamente en Bujalance y Castro del Río, y aunque hemos desarrollado la mayor parte de nuestra vida profesional dedicados al sector petroquímico y marítimo en el Campo de Gibraltar, siempre mantuvimos nuestra vinculación con Córdoba cuidando el olivar de nuestros tatarabuelos, en propiedad de la familia desde hace más de 100 años. Fue en 2012, cuando decidimos que nuestra experiencia industrial, también podía emplearse con éxito en el mundo del aceite de oliva, y decidimos afrontar este reto.

Para desarrollarlo, fijamos varias estrategias, dividiendo cada eslabón de la cadena olivarera como un elemento autónomo e independiente.

Respecto al olivar, iniciamos su conversión a Agricultura Biodinámica. Había que implementar nuevos estándares de calidad, sostenibilidad y eficiencia. La gestión agrícola no puede ser agresiva con el medioambiente. Teníamos que armonizar nuestra gestión con la naturaleza, promoviendo el desarrollo de un ecosistema local, implantar la autorregulación y que nuestra gestión se limite a tutelar la evolución equilibrada y armónica de la biodiversidad autóctona del olivar.

En cuanto a la comercialización, teníamos que conseguir que las marcas que comercializamos fueran reconocidas por su relación calidad-precio y/o por la exclusividad de nuestro AOVE biodinámico.

Cada vez hay más marcas de calidad en el mercado ¿cómo se logra «hacer marca»?

El consumidor actual es muy exigente. Reclama calidad a buen precio. Estamos muy satisfechos, porque nuestra posición geográfica y la genuidad de nuestros aceites de oliva hacen de nuestras marcas un referente. Lo importante es optimizar la cadena de valor, que el aceite de oliva se traslade directamente desde el olivicultor hasta el consumidor final, evitando intermediarios y controlando rigurosamente los costes de producción, de tal forma que el consumidor disfrute de un aceite de oliva excelente a un precio contenido y justo para todos.  

Para una empresa que apuesta por el envasado de AOVEs de calidad, ¿qué supone ver en los lineales de súper e híper los AOVEs a los precios tan bajos?

Es una lástima y un problema gravísimo para nuestra Región, que un producto del que dependen tantas personas, y que en muchos sentidos es la espina dorsal de la economía andaluza, se emplee de manera tan banal.

Del mismo modo que se promueven campañas de sensibilización para proteger ecosistemas naturales en dificultades, sería imprescindible que la sociedad conociera y fuera consciente del valor patrimonial, cultural y económico que ampara un producto como el aceite de oliva. Ver el aceite de oliva banalizado y catalogado como mero reclamo comercial produce consternación.

Hay que destacar la importancia del Oleoturismo como instrumento divulgador. Una de las actividades que más satisfacción nos produce, es el desarrollo de nuestros Programas turísticos de Oleoturismo y Turismo Cultural. Es un placer comprobar como las personas que nos visitan se marchan cautivados por el entorno. Descubren un mundo singular en el que el aceite de oliva es el eje dinamizador de un estilo de vida único.

¿Cómo tenéis enfocada la comercialización de vuestros AOVEs? ¿Falta mucha formación del consumidor tanto particular como de hostelería?

Actualmente estamos muy satisfechos, porque nuestras ventas en el mercado exterior superan el 60% del total. El reto para los próximos años será seguir creciendo en la comercialización, y al mismo tiempo producir nuestro AOVE biodinámico y encontrar los mercados nacionales e internacionales donde aprecien el valor y la calidad de un producto tan especial. Confiamos que el amparo de la DOP Montoro-Adamuz, y que singularidad de nuestro AOVE nos ayude a conseguir estos objetivos.

En general, el consumidor de productos de calidad le gusta descubrir y valorar los productos que consume. Está dispuesto a pagar más, pero exige que la calidad del producto venga acompañada de una buena información del porqué y el cómo de su fabricación. Estas condiciones son cualidades que queremos transmitir, porque son parte implícita de nuestra manera de afrontar los negocios, y en general de  entender la vida.


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